Por Melanie Casellas, colaboradora del Observatorio de Política Internacional.
Autor: Kay Nietfeld, via Getty Images.
En la actualidad, Vladimir Putin encarna una de las figuras más analizadas de la política internacional. El putinismo, como se le llama al sistema político formado bajo su liderazgo, es objeto de innumerables debates en torno a cuestiones tales como las causas de su consolidación, sus falencias y hasta su posible desenlace, entre muchas otras.
Es preciso que a más de dos años de iniciada la guerra con Ucrania, indaguemos en el estado de la figura política del mandatario ruso y su régimen.
A la hora de abordar el putinismo, muchos de los análisis no pueden evitar hacer referencia ni a los paralelismos entre el régimen actual y la URSS. Algunos señalan reminiscencias, mientras que otros ofrecen definidos puntos de contacto entre las figuras de Vladimir Putin y Josef Stalin.
De momento nos limitaremos a advertir que más allá de las diferencias entre los distintos análisis, la mayoría de ellos al referirse al régimen ruso, indican que se observa un Estado “vigilante, antidemocrático, autoritario, sin medios de comunicación libres” [1].
Es en relación a esta última característica que debemos traer a colación un rasgo del putinismo que nunca pasa desapercibido, a saber: la actitud adoptada hacia casi cualquier tipo de oposición y/o disidencia. En efecto, Andrey Schelchkov [2] indicaba ya en 2018, que en Rusia no se permitía que la oposición a Putin apareciera en el espacio público nacional.
Ahora bien, ¿cómo se desarrollan las elecciones presidenciales, teniendo en cuenta esta situación? Antes de las elecciones de marzo de este año, ya se sospechaba que ninguno de los tres principales oponentes de Putin sería capaz de reunir más del 5% de los votos, en tanto que aquellos candidatos con posibilidades ciertas de lograr un apoyo significativo en los sufragios fueron censurados, detenidos o asesinados [3].
Cabe preguntarse cuál es el propósito de molestarse en llamar a elecciones si de todos modos se procederá a eliminar toda competencia real. De acuerdo a Lindstaedt [4], se trata de un intento del putinismo de ganar cierta legitimidad, tanto a nivel local como internacional. Ello explicaría el gasto de un billón de euros en que incurrió el Kremlin tan solo en propaganda para las últimas elecciones.
¿Qué tanto le importa al pueblo ruso esta situación? Una de las hipótesis disponibles plantea que si bien el putinismo es autoritario, el hastío de la sociedad con respecto al sistema de gobierno es tal que el mismo termina extendiéndose a la política en su conjunto. En consecuencia, Putin logra sacar provecho de esta sensación, ya que siempre que pueda ofrecerle buenas condiciones económicas a los rusos, los mismos no opondrán resistencia a su hegemonía [5].
A decir verdad, incluso a pesar de las múltiples sanciones aplicadas a Rusia, su economía lejos de haberse contraído, ha crecido un 2,6%, según estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Al parecer, la economía rusa solo comenzaría a resentirse verdaderamente luego de décadas de amplias sanciones, combinadas con una mala gestión económica [6].
Ahora bien, ¿es posible que el putinismo se mantenga a flote tan sólo mediante la utilización de censura, propaganda y una apropiada gestión económica? Nos aventuraremos a decir que no. Milosevich-Juaristi [7] auguraba en 2018, que:
El putinismo solo puede mantenerse evolucionando hacía un régimen aún más autocrático y nacionalista que usará las hazañas militares, la política exterior y el sentimiento antioccidental de la población rusa como su principal motor.
Es aquí que cobra especial sentido el accionar bélico ruso de los últimos años. ¿Cuál es el impacto de conflictos como la anexión de Crimea en la política rusa? Una de las posibles respuestas a esta cuestión la ofrece Schelchkov [8], quien se refirió a la misma para explicar que conflictos con el exterior semejantes, no hacen más que fortalecer a Putin, en tanto que lo presentan ante el pueblo ruso como el hombre adecuado y capaz de defender la soberanía rusa.
Ocho años después, se dio inicio a la guerra con Ucrania. ¿Podemos decir que esta fortalece la figura de Putin? Para responder a esta interrogante, resulta imperioso que nos detengamos a observar la relación entre la sociedad rusa y el gobierno en el marco de la guerra, así como la imagen de la misma que se pretende instalar en el imaginario colectivo.
En primer lugar abordaremos esta última cuestión. Para comprender cómo los rusos experimentan y piensan la guerra, resulta fundamental dar cuenta de la interpretación que procura instalar el Kremlin. En síntesis, podríamos decir que se procura mostrar una Rusia fuerte, pero no por ello inhumana; dispuesta a negociar pero negada a aceptar condiciones que la perjudiquen. En ocasiones se describe la situación como si el accionar ruso se correspondiera con una lógica de defensa, antes que con una lógica de ataque.
Ahora bien, cabe decir que la defensa no sería tan solo frente a Ucrania, sino frente a Occidente en general, como ya pudo haberse inferido de nuestra anterior cita de Milosevich-Juaristi. Es aquí donde observamos uno de los grandes componentes de lo que Brian Taylor denominó el código del putinismo: el anti-occidentalismo [10]. El mismo se vería alimentado, por ejemplo, por la narrativa del Kremlin que indica que la OTAN constituye una amenaza para Rusia.
A estas alturas, es ya ampliamente conocida la idea de que, al fin y al cabo, uno de los principales desencadenantes de la guerra habría sido la posibilidad de que Ucrania ingresara a la OTAN.
En esa línea, cobran mayor sentido varias de las declaraciones de Putin con relación a Occidente. A finales del julio pasado, por citar una de ellas, el mandatario ruso le advirtió a EE.UU. que el despliegue de misiles de largo alcance en Alemania podría desencadenar una crisis al estilo de la Guerra Fría, y prometió responder de la misma manera [11].
Los intentos por mostrar una Rusia actuando a modo defensivo, antes que gratuitamente ofensivo, también se pueden percibir en los dichos del Kremlin con respecto a su voluntad de salir de la contienda mediante la negociación.
En efecto, a principios del mes de mayo de este año el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo que los Estados occidentales mienten sobre la negativa de Rusia a negociar sobre la cuestión ucraniana. En los medios de comunicación rusos —especialmente en los claramente alineados con el putinismo— se replican las noticias que tienden a construir la imagen de una Rusia dispuesta a negociar con Ucrania [12], así como renuente a dañar civiles durante los ataques [13], más decidida a defender sus intereses.
Sin embargo, al mismo tiempo el ministro de Asuntos Exteriores afirmó que Rusia no avalará condiciones impuestas por Ucrania en el marco de una negociación en tanto que ello implicaría la rendición de Rusia [14].
Esta actitud aparentemente contradictoria cobra sentido a la luz de la interpretación de Anders Nielsen [15]. Según esta línea de análisis tanto Rusia como Ucrania procuran mostrarse abiertas al diálogo, no solo con el propósito de construir determinada imagen para sus respectivas poblaciones sino también a ganar el favor del posible próximo presidente de los Estados Unidos: Donald Trump. Según la visión de Nielsen, es posible que el candidato republicano, en caso de no lograr poner fin al conflicto Rusia-Ucrania en 24 horas como se jactó de que lo haría [16], decidiera sancionar a la parte que él considerase más cerrada a la negociación. Así, a Rusia la castigaría aumentando la cantidad de fondos destinados a Ucrania y a esta disminuyéndolos. Por tal motivo, tanto Rusia como Ucrania estarían especialmente interesados en mostrarse abiertos al diálogo. Sin embargo, esta actitud no sería más que una pantalla tras la cual se observa por ambas partes, una total renuencia a cualquier negociación que no gire en torno a la capitulación de la contraparte.
Esta visión sin embargo, no se corresponde del todo con las afirmaciones de Trump, quien independientemente de la actitud de Ucrania y Rusia, en junio de este año ha afirmado que de ser reelecto rápidamente le retiraría la ayuda a Ucrania [17].
Tales declaraciones deben ser consideradas junto con hechos como la elección del senador J. D. Vance como candidato a vicepresidente de Trump. No debe perderse de vista que Vance ha sido en los últimos meses uno de los principales opositores a la continuación del envío de ayuda a Ucrania.
Según analistas como Andrew Roth [18], el hecho de que Trump lo haya escogido como su candidato a vicepresidente, habría reavivado los temores en Europa de que en caso de alcanzar la presidencia implementaría una política exterior al estilo “Estados Unidos primero”. Parte de esta política sería el poner fin a la guerra, para lo cual Estados Unidos podría terminar presionando a Ucrania para que ceda ante los términos de paz impuestos por Putin.
Probablemente envalentonado por una posible victoria electoral de Trump, así como favorecido por la situación económica general del país, no resulta imaginable que Putin decida hacer a un lado la política belicista, al menos en el corto plazo.
Como ya hemos adelantado, en el putinismo se conjugan a la perfección el nacionalismo y el belicismo. De alguna forma ambos cimentan el deseo de trabajar en pos de una Rusia poderosa. Como señaló la periodista rusa Ekaterina Schulmann (19), la narrativa de Putin en torno a la guerra se moldeó de manera tal que los rusos ya no la perciben como una guerra con Ucrania, sino más bien como una guerra contra Occidente. Sodatov (20) por su parte, señala que la narrativa del Kremlin, en la que es la OTAN la que amenaza a Rusia y se dirige a sus fronteras, ha calado entre la población.
No obstante, debido al estado actual de censura a la oposición en Rusia, resulta difícil indagar en cuál es el grado de apoyo real a la guerra y al putinismo en general. Aún así, lo más factible es decir que seguramente hay cierto grado de disenso en la sociedad rusa. Al menos eso es lo que permiten inferir las manifestaciones que se realizaron en contra de la guerra entre 2022 y 2023, a pesar de haber sido brutalmente reprimidas, contaron con la presencia de aproximadamente 15.000 manifestantes, muchos de los cuales fueron arrestados [21].
Es en este punto donde podemos advertir una diferencia esencial entre el período actual y el anterior a la guerra, en la relación sociedad-gobierno en lo que respecta al grado de censura. Resulta ser que antes de iniciarse la contienda, Rusia solía tolerar un grado moderado de disenso y en caso de aplicar sanciones por protestar o criticar públicamente al régimen, las mismas solían limitarse a multas. Luego de haberse iniciado la guerra, sin embargo, el mero hecho de referirse a la misma de otra forma que no sea con el término “operación especial” podía ser penado con la cárcel. Además, organismos como Human Rights Watch han observado graves ataques al reportaje independiente, en tanto que se ha establecido que la difusión de las que puedan ser consideradas “noticias falsas” podría ser penada con hasta 15 años de prisión. El gobierno ruso ha procurado justificar esta medida alegando que tanto Estados Unidos como los aliados de Europa Occidental estarían interesados en difundir información falsa en relación a la guerra con el fin de sembrar la discordia en la sociedad rusa [22].
Ahora bien, ¿qué tan generalizado está el rechazo a la guerra? De momento, ya hemos aclarado que, dada la situación de censura vigente, resulta difícil indagar en la cuestión. Sin embargo, resulta razonable aventurarnos a decir que una situación que no se debe perder de vista es la preocupación que despiertan las posibles consecuencias económicas de la guerra para Rusia. Como hemos apuntado, hasta ahora Rusia ha logrado mantenerse incólume en términos económicos. Sin embargo, nada garantiza que esta situación logre mantenerse en el futuro y es aquí donde cobra sentido el empeño de Putin en aclararle a los rusos que las sanciones, lejos de perjudicarlos, crean oportunidades para el desarrollo [23].
Otra posible preocupación podría ser aquella vinculada con los nuevos reclutamientos. Resulta que, en tanto estamos entrando en el tercer año del conflicto bélico, es muy probable que más rusos sean reclutados al servicio militar. Advirtiendo esta situación, el Kremlin ha intensificado su propaganda con el objetivo particular de señalar paralelismos con la Segunda Guerra Mundial [24]. Si bien tal conflicto en otros países es recordado con amargura, desde hace años se ha reivindicado en Rusia como una victoria, y hasta se señala que su lema del aniversario del fin de la guerra es “En caso de que sea necesario, podemos hacerlo de nuevo” [25]. Es aquí donde podemos señalar que el nacionalismo en general y el nacionalismo bélico-expansionista en particular, no sólo ha sido funcional a los fines de lograr el apoyo de la contienda por parte del pueblo ruso, sino también a los fines de mantenerlo.
El belicismo se infiltró en la vida de la sociedad rusa al punto tal, que mientras a empleados públicos se les solicitó que participaran en manifestaciones contra Ucrania, se incentivó a los ciudadanos a denunciar ante las autoridades a aquellos vecinos detractores de la guerra [26].
El régimen putinista (que ya ha superado al de Stalin en términos de permanencia en el poder) evoca constantemente recuerdos de lo que fueron los tiempos de represión y persecución en la Unión Soviética.
Sin embargo, el putinismo se encuentra fuera de peligro, al menos de momento. Brian Taylor [27] ha señalado que las dos principales causas por las que podría caer el putinismo son: por un complot de las élites rusas o por una revolución popular y también estima que la primera opción es improbable, debido a que por el temor a ser descubiertos, ninguno de los actores de las elites se atrevería siquiera a conspirar contra el mandatario ruso mientras que para él la segunda opción es la más probable. Así, según Taylor, las condiciones del autoritarismo ruso actual, en las que no tienen cabida ni los medios ni los políticos opositores, podrían llegar a favorecer un estallido social que provocaría el fin del putinismo. Sin embargo, el mismo Taylor reconoce que en la actualidad no existe realmente un lugar de organización para ningún tipo de protesta.
Lo que no advierte Taylor es que si hubiera lugar para la organización de la protesta e incluso para la conspiración, el putinismo seguiría teniendo grandes posibilidades de permanecer indemne.
Como ya hemos mencionado, el hecho de que la economía rusa haya logrado crecer a pesar de las sanciones económicas y que haya arraigado en la sociedad un discurso nacionalista anti-occidental, le proporciona cierto blindaje al putinismo, aún a pesar de la prácticamente inexistente competitividad de su sistema político.
Orgullo y temor, expansión y defensa, mediante evocaciones de un pasado glorioso y promesas de un futuro mejor, el putinismo a pesar de sus puntos débiles logra mantenerse fuerte.
Sin embargo, no debe ignorarse que es muy probable que en las mismas fortalezas del putinismo resida la esencia de su fragilidad.
Como ya hemos señalado, es cierto que podría decirse que actualmente se encuentra en una posición cómoda, dados los resultados de las elecciones, la situación económica y el estado actual de la contienda. No obstante, tanto estas ventajas como los efectos de la propaganda gubernamental y de los medios de comunicación tienen sus limitaciones. El putinismo no puede garantizar que el número de disidentes y opositores a la guerra no aumente en los tiempos venideros, si se percibe que la guerra no termina, o si no se auguran buenos resultados para Rusia. Los ataques recibidos, los nuevos reclutamientos y las posibles consecuencias económicas desfavorables podrían ser un problema evitable en el corto plazo, pero configuran una amenaza nada desdeñable para el futuro.
Muy probablemente, el futuro del putinismo no sólo dependerá de que se logre un buen desenlace en el conflicto sino también del tiempo que se demore en arribar al mismo.
Por otro lado, también debemos decir que dadas las características del putinismo que hemos señalado, lo verdaderamente preocupante no parece ser el simple desenlace de la guerra con Ucrania sino más bien lo que vendría después. Es decir, resulta difícil imaginar que aún finalizada la guerra cese automáticamente la confrontación con Occidente.
En efecto, no se le auguran buenos tiempos al putinismo si no logra salir victorioso de la contienda, pero tampoco se concibe su supervivencia si se pretende neutralizar su componente nacionalista. ¿Podría el putinismo seguir a flote aún si decidiera hacer a un lado sus objetivos expansionistas o el fin de la promesa de una Rusia cuasi imperial implicaría su final?
En las condiciones actuales, es difícil decir si tal viraje en la política exterior putinista conducirá al fin del régimen o a su mutación. Lo que sí puede decirse es que en relación a la guerra con Ucrania no soportaría un empate y mucho menos una derrota.
Debemos recordar que las mayores preocupaciones del putinismo no se limitan al destino de Kiev, sino que apuntan a algo aún mayor: la superación de Occidente y el reposicionamiento de Rusia como potencia mundial.
La promesa del putinismo de una Rusia grande es probablemente uno de los principales factores que se encuentran detrás de la política exterior rusa. Tanto las intenciones expansionistas como su activa participación en los asuntos internacionales apuntan a ello. Ni siquiera las declaraciones de Putin en relación al reciente asesinato del líder de Hamas, Ismail Haniyeh, son azarosas.
Lo más seguro es que el futuro del putinismo tal y como lo conocemos dependa en gran parte del éxito que obtenga en la contienda. Deberemos seguir con atención el desarrollo de los acontecimientos para seguir observando las fortalezas y debilidades del régimen. De esta manera podremos indagar en qué tan protegido se encuentra frente a las adversidades que pueda llegar a enfrentar, así como en cuál podría ser su rumbo a seguir.
Referencias
[1] Gamero Kinosita, J. (2022). El Putinismo y el Nacionalismo Neoautoritario del Kremlin. Disponible en: https://www.iniseg.es/blog/seguridad/el-putinismo-y-el-nacionalismo-neoautoritario-del-kremlin/ (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[2] Schelchkov, A. (2018). Las claves del putinismo / Entrevistado por Mariano Schuster. Nueva Sociedad. Disponible en: https://nuso.org/articulo/las-claves-del-putinismo/ (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[3] Lindstaedt, N. (2014, 13 de marzo). Russian elections: despite fixing the opposition, Vladimir Putin wants lots of people to vote for him. The Conversation. https://theconversation.com/russian-elections-despite-fixing-the-opposition-vladimir-putin-wants-lots-of-people-to-vote-for-him-225626 (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[4] Lindstaedt, N. Idem.
[5] Schelchkov, A. Idem.
[6] BBC (2024, 18 de marzo). 3 claves de la victoria electoral de Putin en Rusia que le permitirá mantenerse en el poder al menos hasta 2030. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/articles/c51jkl8pgp0o (Consultado por última vez el 03/08/2024).
[7] Milosevich-Juaristi, M. (2018). El putinismo, sistema político de Rusia. Instituto Elcano. https://media.realinstitutoelcano.org/wp-content/uploads/2018/02/ari15-2018-putinismo-sistema-politico-de-rusia.pdf (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[8] Schelchkov, A. Idem
[9] Aljazeera (2024, 24 de julio). Japan protests Russia ban on 13 business executives, including Toyota head. Disponible: https://www.aljazeera.com/economy/2024/7/24/japan-protests-russia-ban-on-13-business-executives-including-toyota-head
[10] Nielsen, A. P. [Anders Puck Nielsen] (2022, 22 de junio). The future of Putinism – Interview with Brian Taylor: Introduction. Youtube. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=iSarI7rXYnk
[11] The Guardian (2024, 28 de julio). Putin warns US against deploying long-range missiles in Germany. Disponible en: https://www.theguardian.com/world/article/2024/jul/28/putin-warns-us-against-deploying-long-range-missiles-in-germany (Consultado por última vez el 02/08/2024).
[12] Zhukov, E. (2024, 24 de mayo). Putin: La Federación Rusa está dispuesta a negociar sobre Ucrania teniendo en cuenta las realidades de la zona del Distrito Militar del Noreste (“Путин: РФ готова к переговорам по Украине, исходя из реалий в зоне СВО”). https://vm.ru/news/1137741-putin-rf-gotova-k-peregovoram-po-ukraine-ishodya-iz-realij-v-zone-svo (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[13] Grómov, K. (2024, 25 de mayo). Aparecieron imágenes de las consecuencias del ataque a la infraestructura cerca de Jarkov (“Появились кадры последствий удара по инфраструктуре под Харьковом”).
https://vm.ru/news/1137767-poyavilis-kadry-posledstvij-udara-po-infrastrukture-pod-harkovom (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[14] Zhukov, E. Idem.
[15] Nielsen, A. P. [Anders Puck Nielsen] (2024, 29 de julio). Ukraine and Russia are still far from real negotiations [Video]. Youtube. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=YmUfZt4Ku9s
[16] Rankin, J. (2024, 16 de julio). Trump has ‘detailed and well-founded’ plans to end Ukraine war, says Orbán. The Guardian. Disponible en: https://www.theguardian.com/world/article/2024/jul/16/trump-has-detailed-and-well-founded-plans-to-end-ukraine-war-says-orban (Consultado por última vez el 02/08/2024).
[17] Hayden, J. (2024, 16 de junio).Trump threatens to cut US aid to Ukraine quickly if reelected. Politico. Disponible en: https://www.politico.eu/article/donald-trump-ukraine-russia-war-threatens-cut-aid-election-2024/ (Consultado por última vez el 02/08/2024).
[18] Roth, A. (2024, 17 de julio). Trump’s choice of Vance ‘terrible news’ for Ukraine, Europe experts warn. The Guardian. Disponible en: https://www.theguardian.com/us-news/article/2024/jul/17/trump-jd-vance-vp-ukraine (Consultado por última vez el 02/08/2024).
[19] BBC, Ídem.
[20] BBC, Ídem.
[21] The Economist (2022, 22 de marzo). More than 15,000 Russians have been arrested in anti-war protests. Disponible en:
[22] Human Rights Watch (2022, 7 de marzo). Russia Criminalizes Independent War Reporting, Anti-War Protests. Disponible en: https://www.hrw.org/news/2022/03/07/russia-criminalizes-independent-war-reporting-anti-war-protests (Consultado por última vez el 03/08/2024).
[23] Reuters (2022, 4 de marzo). Russia fights back in information war with jail warning. Disponible en: https://www.reuters.com/world/europe/russia-introduce-jail-terms-spreading-fake-information-about-army-2022-03-04/ (Consulltado por última vez el 03/08/2024).
[24] Rossiyskaya Gazeta (Mayo de 2024). Putin: las sanciones crean oportunidades para que nos desarrollemos (“Путин: санкции создают для нас возможности для развития”). https://rg.ru/video/2024/05/24/putin-sankcii-sozdayut-dlya-nas.html
[25] Spirit, R. (2020, 8 de mayo). ¿Por qué Rusia intenta reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial?. El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Por-que-Rusia-intenta-reescribir-la-historia-de-la-Segunda-Guerra-Mundial-20200508-0067.html (Consultado por última vez el 25/05/2024)
[26] Spirit, Idem.
[27] Lindstaedt, N., Ídem.
28 Nielsen, A. P. [Anders Puck Nielsen] (2022, 22 de junio). The future of Putinism – Interview with Brian Taylor: Introduction. Youtube. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=iSarI7rXYnk
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