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OpenAI quiere comprar Chrome: una maniobra que sacude la geopolítica de la inteligencia artificial

Por Gregorio Olavarría, Miembro del Observatorio de Defensa y Seguridad Internacional (CEPI - UBA).

Fuente: Shutterstock
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En el corazón de Washington, en plena sala del juicio antimonopolio más importante de la última década, una frase inesperada resquebrajó el paisaje digital global: OpenAI estaría dispuesta a comprar Google Chrome si los reguladores obligan a su venta. La declaración fue pronunciada por Nick Turley, jefe de producto de ChatGPT, y cayó como una bomba entre fiscales, ejecutivos y analistas. No se trataba de una estrategia menor: OpenAI quiere controlar el navegador más usado del mundo. Y lo dijo en voz alta.


La escena tiene lugar mientras el Departamento de Justicia de EE. UU. (DOJ) exige a Google una desinversión histórica: separar el buscador y Chrome, los dos pilares del dominio digital de la compañía. Para el gobierno norteamericano, ese ecosistema interconectado—donde Chrome, Search, Android y los anuncios se retroalimentan—es el núcleo de un monopolio que limita la competencia, la innovación y hasta la libertad de elección de los usuarios. En otras palabras, el caso Google no es solo sobre publicidad o tecnología, sino sobre el modelo mismo de internet. Y ahora, sobre inteligencia artificial.


“Se podría brindar una experiencia realmente excepcional si ChatGPT se integrara con Chrome. Nos daría la posibilidad de introducir a los usuarios a una experiencia inicial de inteligencia artificial”, declaró Turley en una audiencia clave del proceso judicial (WIRED). La apuesta es clara: OpenAI imagina una web donde la navegación esté mediada por una IA conversacional que asista, anticipe y actúe por el usuario. Y Chrome sería esa puerta de entrada.


Silicon Valley mira al Capitolio

La posible venta de Chrome ha reavivado una lucha ya encendida entre gigantes tecnológicos y los gobiernos que buscan regularlos. Google, en pie de guerra, califica la propuesta del DOJ como “una agenda intervencionista radical” que perjudicaría a los consumidores. Argumenta que separar Chrome comprometería la seguridad, la experiencia del usuario y el delicado equilibrio del ecosistema Google.


Pero desde el gobierno no ceden. La administración se ha propuesto reconfigurar el mercado digital con una nueva lógica: reducir la concentración de poder y recuperar lo que llaman “la plaza pública digital”. Según el fiscal general interino, el dominio de Google ha impedido el desarrollo de alternativas reales. Y por eso, el DOJ exige no solo multas o ajustes, sino desmembramientos estructurales. La venta de Chrome sería un primer paso. OpenAI espera impacientemente en la fila.


Europa, India, China: el mundo toma nota

Aunque la puja se libra en tribunales estadounidenses, el impacto es global. La Comisión Europea acaba de acusar preliminarmente a Google de violar su nueva Ley de Mercados Digitales (DMA) por favorecer sistemáticamente sus propios servicios en los resultados de búsqueda y por restringir la libertad de las aplicaciones en Android para informar sobre ofertas externas (Reuters). Las autoridades del bloque ya han advertido que podrían imponer multas de hasta el 10 % de la facturación global si Google no se ajusta a la ley.


En paralelo, el Reino Unido y la India observan con atención las derivaciones de la causa, conscientes de que cualquier cambio en Chrome reconfigurará el acceso a los datos, la competencia y la autonomía tecnológica.


China, aunque no se ha pronunciado oficialmente, tiene razones para seguir el caso de cerca. El navegador de Google está virtualmente prohibido en su territorio, pero la idea de que una firma norteamericana de inteligencia artificial tome control de una pieza central de la web podría reforzar su estrategia de soberanía digital. Pekín podría acelerar el desarrollo de navegadores propios con IA integrada o restringir aún más el uso de software occidental.


Privacidad, datos y concentración

El movimiento también despierta alertas en el frente de la privacidad. Chrome es una mina de datos: registra historiales, hábitos, formularios, clics. Si esos datos pasaran a manos de OpenAI, ¿quién garantizaría que no sean utilizados para entrenar nuevos modelos, personalizar respuestas o incluso manipular búsquedas? La empresa deberá responder no solo ante el público, sino también ante las normativas del GDPR europeo y las futuras leyes de IA.


Para los críticos, la ironía es evidente: el remedio antimonopolio podría crear un nuevo monopolio. Hoy Google domina la web; mañana, podría hacerlo OpenAI, pero con una capa más sofisticada: la del procesamiento automático del lenguaje y la predicción del comportamiento. Chrome con ChatGPT dentro no es un simple navegador: es una inteligencia que guía cada paso del usuario en línea.


¿Un nuevo mapa digital?

Si se concreta, la operación marcará un punto de inflexión en la historia de internet. Yahoo, por ejemplo, ya expresó públicamente su interés en adquirir un navegador para reforzar su motor de búsqueda. Su gerente general, Brian Provost, testificó que cerca del 60 % de las búsquedas se realizan desde la barra de direcciones de los navegadores, y confirmó que Yahoo “está en conversaciones con otras compañías” sobre una potencial compra (The Verge).


Ese movimiento, sumado al interés de OpenAI, deja ver que los navegadores —por años considerados meros canales de acceso— vuelven a ser piezas estratégicas en la disputa por la hegemonía digital. El control del navegador no solo permite determinar qué se busca, sino cómo se busca y con qué tipo de inteligencia se procesa esa información.


En ese tablero, la geopolítica digital se reorganiza. Estados Unidos, Europa, China y los grandes actores privados juegan una partida donde el botín ya no es solo la atención del usuario, sino la infraestructura misma del pensamiento online. La eventual venta de Chrome sería más que un movimiento empresarial: sería un rediseño del poder en la era digital.


Referencias:

WIRED (edición en español). “OpenAI considera comprar Chrome” https://es.wired.com/articulos/openai-chrome-chatgpt-compra



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Centro de Estudios de Política Internacional - UBA

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