top of page

La “Criminalidad algorítmica": la inteligencia artificial al servicio del delito

Por Lautaro Salmon, Miembro del Observatorio de Política Internacional.



 

Con el advenimiento de la globalización y la consecuente liberalización de las transacciones o redes financieras así como también del desmantelamiento de las barreras fronterizas terrestres y su acentuada porosidad, la criminalidad organizada tuvo que adaptarse a este nuevo contexto para continuar desarrollando sus actividades delictivas incorporando las innovaciones tecnológicas del momento. Esta adaptación operativa es crucial para las organizaciones criminales no sólo para continuar expandiendo sus negocios ilegales y aumentar las ganancias sino también como medio de supervivencia y respuesta ante configuraciones del entorno. En consecuencia, lograron eficientizar el tráfico y contrabando de todo tipo de mercancías, así como también las operaciones de lavado de activos, entre otros aspectos. Sin embargo, estas bandas criminales desplegaban sus actividades principalmente a través del control de enclaves territoriales conformando una “criminalidad territorializada” caracterizada por disputas, conflictos y/o complicidad entre distintos actores (policiales, judiciales, empresariales, funcionarios gubernamentales), impactando negativamente en la (in)seguridad ciudadana. 


Otro hecho importante de todo este proceso fue la pandemia de COVID-19, contexto que implicó un desafío no sólo para las autoridades estatales sino también para las organizaciones criminales; no obstante, éstas últimas demostraron una mayor capacidad de resiliencia (en este caso, criminal) superando este “obstáculo” sin mayores inconvenientes.

Ahora bien, en los últimos años ocurrió otro acontecimiento paradigmático que modificó la matriz criminal y generó un nuevo desafío para las bandas ilegales: el surgimiento de la Inteligencia Artificial (IA) en un mundo tan interconectado como el actual. Según la Evaluación de la amenaza de la delincuencia grave y organizada (SOCTA, por sus siglas en inglés) elaborada por la Unión Europea (UE) [1], este avance tecnológico fue incorporado a la caja de herramientas del mundo delictivo mejorando la rapidez y el nivel de sofisticación operativa destacándose delitos digitales como estafas virtuales, fraudes financieros o bancarios mediante la automatización y el algoritmo, suplantación de identidad (phishing) y manipulación mediante “deepfakes” y clonación de voz para exigir pagos y realizar extorsiones, ataques de ransomware, entre otros. Así, la criminalidad organizada “se alimenta en línea” donde Internet no sólo aparece como una plataforma de uso legal y cotidiano sino también como columna vertebral de esta nueva faceta digital del delito. En este sentido, la dark web, las redes sociales y las plataformas de comercio electrónico se convierten en aliados predilectos para las bandas criminales dado que les permiten operar aumentando los niveles de eficiencia y anonimato, así como también reducir la exposición y la “presencialidad física” en las distintas transacciones.


Por otra parte, el informe elaborado por el Programa de Asistencia contra el Crimen Transnacional Organizado (PACCTO 2.0) [2], brinda algunos otros detalles del fenómeno del cibercrimen. En este caso, destacan otras operaciones: la automatización de ataques mediante la utilización de bots bajo el control de la Inteligencia Artificial (IA), ataques de denegación de servicio (DDOS), la difusión de programas maliciosos (malware) y el engaño mediante imágenes en redes sociales para explotar víctimas de tráfico de personas o delitos de abuso y explotación sexual. Asimismo, recurren a drones controlados por Inteligencia Artificial no sólo para agilizar y transportar drogas de manera más eficiente en los cruces fronterizos evadiendo, de esta manera, los controles gubernamentales sino también como medio para bloquear el crecimiento y desarrollo de organizaciones criminales rivales, interrumpiendo sus cadenas de suministro o perpetrando ataques. Imágenes satelitales provistas por programas informáticos permiten planificar rutas de suministro de manera más precisa y realizar el monitoreo correspondiente no sólo del cargamento sino también de los distintos desplazamientos de las fuerzas de seguridad.


Además, la Inteligencia Artificial (IA) coadyuva a la optimización del contrabando a través del análisis de datos sobre rutas, horarios de patrullaje fronterizo y métodos predictivos de envío de cargamentos para reducir al mínimo el riesgo de incautación. A su vez, el reconocimiento facial aparece en escena como herramienta para detectar “infiltrados” o agentes encubiertos, lo cual complejiza aún más las tareas de inteligencia criminal.


Un último aspecto para destacar es el vinculado al lavado de dinero, actividad esencial para la criminalidad organizada no sólo para ocultar el origen ilícito de sus ingresos sino también para garantizar su reproducción y vigencia operacional y expandir sus redes hacia otros actores y/o ámbitos. En este sentido, se tornó bastante común el empleo de criptomonedas y la utilización de algoritmos de Inteligencia Artificial para detectar vulnerabilidades en los sistemas de monitoreo de lavado de dinero y, como consecuencia, transferir de forma más segura y rápida el dinero ilícito, añadiendo una cuota más de complejidad y sofisticación a la actividad criminal.


Si bien en cada país la actividad criminal tiene sus particularidades y características inherentes, este pantallazo general sobre el nuevo fenómeno nos permite visualizar la aparición de otra faceta de la criminalidad organizada que se complementa con la “criminalidad territorializada” mencionada en párrafos anteriores. Se trata de una “criminalidad algorítmica”. La Inteligencia Artificial al servicio del delito.

 

FUENTES:

1 Comment

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating
Agustin
hace 4 días
Rated 5 out of 5 stars.

Muy interesante. Definitivamente la capacidad de adaptación de las organizaciones criminales es destacable.

Me intereso lo del problema del reconocimiento facial y la infiltración.

Like
  • Spotify
  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • YouTube

Centro de Estudios de Política Internacional - UBA

bottom of page