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11 de Julio - Día Mundial de la Población

La necesidad de repensar el futuro de la población mundial desde una perspectiva de igualdad de género y desarrollo sostenible


Por Raúl Gualtruzzi, miembro del Observatorio de Asuntos Humanitarios



“Tomar medidas para poner fin al sufrimiento” era el lema con el que se anunciaba el reporte Estado de la Población Mundial en el año 2020. A ello podría añadírsele la premisa fundamental de la Agenda 2030 de “no dejar a nadie atrás”, resumiendo así en ambas frases el estado de situación actual y los dilemas que deben abordarse en cualquier política pública orientada a la población.


En efecto, el “Día Mundial de la Población” rememora el año 1987, cuando la población mundial alcanzó los 5.000 millones de personas, proponiendo de esta manera, poner en relieve los desafíos que supone el drástico aumento poblacional en términos de seguridad alimentaria, acceso a recursos y desarrollo sostenible.


En este sentido, resulta ineludible la necesidad de elaborar estrategias innovadoras que ayuden a repensar la forma en que la humanidad se desenvuelve en un contexto de recursos naturales cada vez más escasos producto de una depredación ambiental sin precedentes y de graves impactos que el calentamiento global significará en términos de desarrollo para regiones cada vez más pobladas y a la vez más desiguales.


Existen diversos factores que influyen en el crecimiento poblacional, entre ellos las tasas de fecundidad y el aumento de la longevidad, estimándose que la esperanza de vida al nacer aumentará, de manera global, de 72,6 años en 2019 a 77,1 en 2050. En este sentido, la migración internacional (y el desplazamiento forzado) también inciden, aunque con un impacto significativamente menor en términos de cambios poblacionales significativos. No debe dejar de soslayarse que el 3,5% de la población mundial es población migrante, y el 1% ha sido obligada a desplazarse como consecuencia de la violencia, los conflictos armados y las persecuciones.


Dentro del sistema de Naciones Unidas, pueden identificarse dos agencias específicas que abordan los desafíos poblacionales y asisten al resto del sistema en la planificación de los diferentes programas de la ONU. La División de Población de Naciones Unidas, encargada de recoger información y estadísticas sobre matrimonio, fecundidad, perspectivas y políticas de población mundial, y el Fondo de Población de Naciones Unidas, (UNFPA por sus siglas en inglés), organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva, siendo su misión crear un mundo en el que todos los embarazos sean deseados, todos los partos sean seguros y se aproveche el potencial de todos los jóvenes.”


Este último, todos los años publica el Informe Anual sobre el Estado de la Población Mundial en diversos idiomas y en distintas ciudades del mundo.


Esta publicación tiene por objetivo ir más allá de las estadísticas, problematizando respecto a las prácticas abusivas y las violaciones sistemáticas a los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables. En 2021, el informe tuvo como eje central “el derecho a la autonomía y a la autodeterminación”, abordando prácticas profundamente dañinas para niñas y mujeres, las cuales son denunciadas casi universalmente como violaciones de los derechos humanos y que aun así siguen siendo obstinadamente generalizadas. A mayor abundamiento, a casi la mitad de todas las mujeres se les niega su autonomía corporal, según el documento.


Cabe destacar que, desde que el Fondo comenzó sus trabajos, en 1969, se han registrados sendos avances en materia de salud sexual y reproductiva, así como también en educación integral para el logro de estos postulados: El número y la tasa de mujeres que mueren por complicaciones del embarazo o el parto se han reducido a la mitad, la salud de las familias ha mejorado y los jóvenes están más conectados y empoderados que nunca. Pese a ello, existen todavía enormes desafíos que deben ser abordados. Aún hoy muchas mujeres siguen siendo excluidas, más de 760 millones de personas viven en situación de pobreza extrema, y los problemas de salud sexual y reproductiva son una de las principales causas de muerte y discapacidad para las mujeres que viven en países en desarrollo. Asimismo, los jóvenes son quienes mayor riesgo corren de infección por VIH y embarazo no deseado, y millones de niñas se enfrentan a prácticas abusivas como el embarazo infantil y la mutilación genital femenina.


En este sentido, el informe presentado en 2021 se centra en la autonomía corporal: “el poder y la capacidad para tomar decisiones sobre nuestros cuerpos, sin temor a la violencia o a que alguien más decida por nosotros.”


Bajo el lema “mi cuerpo me pertenece”, el informe visibiliza las terribles condiciones a las que, días tras día, son sometidas miles y miles de niñas y mujeres a las cuales se les arrebata su salud, sus derechos y su futuro. En línea con ello, destaca el documento que, en aquellos países donde existen datos disponibles, puede advertirse que:

  • Únicamente el 55 por ciento de las mujeres están totalmente empoderadas para tomar decisiones relacionadas con la atención de la salud, la anticoncepción y la capacidad para decir sí o no a tener relaciones sexuales.

  • El 71 por ciento de los países garantizan el acceso a servicios de maternidad integrales.

  • El 75 por ciento de los países garantizan legalmente un acceso pleno y equitativo a la anticoncepción.

  • Alrededor del 80 por ciento de los países tienen leyes que apoyan la salud y el bienestar sexuales.

  • Alrededor del 56 por ciento de los países tienen leyes y políticas que apoyan la educación integral en sexualidad


Esto pone en evidencia que, si bien se ha conseguido reducir la persistencia de ciertos hábitos dañinos desde que, durante la Conferencia Internacional sobre Población y el Desarrollo (CIPD) en 1994, los gobiernos de todo el mundo propugnaron el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y reivindicaron con firmeza la erradicación de las prácticas nocivas, quedó claro que las promesas y resoluciones no han bastado para acabar con las prácticas nocivas de una vez por todas.


Otro antecedente fundamental fue la Cumbre de Nairobi conocida como CIPD 25 (Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo) donde los tanto gobiernos, como organizaciones comunitarias, organismos internacionales y representantes del sector privado, dieron un paso más allá de la retórica, asumiendo el compromiso de cubrir las necesidades insatisfechas de anticonceptivos, evitar la mortalidad materna cuando es posible, y erradicar las prácticas nocivas y la violencia por razones de género.


Finalmente, dicha agenda de protección encuentra en la Agenda 2030 un nuevo hito, fundamentalmente en la presente década de la acción. En efecto, es el ODS 5 el que persigue “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas”, destacando éste mapa de acción que todavía existen muchas dificultades: las leyes y las normas sociales discriminatorias continúan siendo generalizadas, las mujeres siguen estando infrarrepresentadas a todos los niveles de liderazgo político, y 1 de cada 5 mujeres y niñas de entre 15 y 49 años afirma haber sufrido violencia sexual o física a manos de una pareja íntima en un período de 12 meses.


Es precisamente en su meta 5.3 donde se propone eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina. En este sentido, resulta imprescindible contar con el empeño de toda la sociedad, y que todas las personas que puedan intervenir de alguna manera en la erradicación de estas prácticas pasen a la acción, si lo que se busca es precisamente que estas prácticas desaparezcan definitivamente.


Ya lo advertía el UNFPA en su informe anterior, es decir el del año 2020, cuando refiriéndose a las prácticas nocivas hacia las niñas, como la mutilación genital femenina, hacía suyas las conclusiones de los comités de las dos convenciones más importantes de este ámbito: la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en tanto reconocen que las prácticas nocivas por las que pasan las niñas “repercuten negativamente en su dignidad, su integridad y desarrollo a nivel físico, psicosocial y moral, su participación, su salud, su educación y su situación económica y social.”


Párrafo aparte merece abordar la problemática del matrimonio infantil, condenable práctica que ha dejado profundas secuelas intergeneracionales tanto en hombres como mujeres. En efecto, de acuerdo a la Convención sobre los Derechos del Niño, la mayoría de los Estados ha decretado que la edad mínima de consentimiento para contraer matrimonio es 18 años (aunque en algunos contextos se reduce a 16 o se eleva hasta los 21), y pese a que existe un consenso internacional en materia de derechos humanos en cuanto a que contraer matrimonio antes de cumplir 18 años constituye una práctica nociva y discriminatoria, el matrimonio forzado sin el libre y pleno consentimiento de las mujeres, y el matrimonio infantil constituyen uno de los principales desafíos a abordar en materia de violencia de género y violencia hacia niños, niñas y adolescentes.


Finalmente, esta agenda resulta de una importancia fundamental en nuestro país, fundamentalmente si consideramos la situación de extrema vulnerabilidad a la que millones de niños y niñas se encuentran expuestos. Todavía más, según estadísticas de UNICEF, el 62.5% de los niños y niñas argentinos viven en situación de pobreza, lo que equivale a unos 8.3 millones, lo que no hace más que sobreexponerlos a las problemáticas anteriormente descriptas.


Concluyendo, podemos afirmar que abordar los dilemas de un mundo cada vez más poblado (y urbanizado), implica necesariamente desandar los meros informes estadísticos, para problematizar los desafíos que en términos de inequidad de género, pobreza, desigualdad y una interminable lista de etcéteras, minan cualquier probabilidad de éxito en términos de desarrollo sostenible, premisa fundamental para lograr un equilibrio entre la presión que la población mundial ejerce sobre nuestro planeta, y la amenaza que esta presión poblacional implica para nuestras futuras generaciones en términos de protección de los ecosistemas y recursos naturales esenciales para que ese futuro sostenible sea posible.


Referencias:

  1. Fuente: ONU. “Desafíos globales: Población”. Disponible online en: https://www.un.org/es/global-issues/population. (Último acceso: 07/06/2021)

  2. OIM. “Informe sobre las migraciones en el mundo 2020”. Disponible en: https://publications.iom.int/books/informe-sobre-las-migraciones-en-el-mundo-2020. (Último acceso: 07/06/2021).

  3. ACNUR. “Tendencias globales 2020”. Disponible online en: https://www.acnur.org/5eeaf5664.pdf. (Último acceso: 07/06/2021).

  4. Fuente: https://www.unfpa.org/es/acerca-del-unfpa. (Último acceso: 07/06/2021).



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