top of page

Seguridad, identidad y exclusión: los desafíos de las políticas migratorias  

Por Franco Gori Prendes, Miembro del Observatorio de Política Internacional




En la actualidad, los estudios sobre migraciones forzadas tienden a organizarse en torno a un enfoque dual de causa y efecto, mayoritariamente estructurado a partir de marcos analíticos cuantitativos y cualitativos que privilegian factores sistémicos y estructurales para explicar los desplazamientos. Sin embargo, más allá de estos marcos centrados en las causalidades, - y/o cantidades- se suelen dejar de lado las dimensiones subjetivas y simbólicas de la experiencia migrante. 


En contraste con estos marcos analíticos, explorar e indagar de qué manera se transforman las identidades culturales y nacionales tanto de los migrantes como de las sociedades receptoras frente a políticas excluyentes, sugiere abordar la problemática desde una perspectiva completa como fenómeno social, redefiniendo y reinterpretando las políticas de inmigración que los países ‘afectados’ por los refugiados y los desplazados suelen implementar. 


De este modo, se exponen, en primer lugar, entender qué son las políticas migratorias, a qué actores implican, y qué vinculación tiene con las fronteras y la seguridad; en segundo término, se analiza cómo la seguridad migratoria llega a institucionalizar la discriminación hacia ciertas sociedades de identidades “ajenas”, percibidas como amenazantes del orden local receptor. Finalmente, se plantea el debate, la pregunta y la reflexión, sobre la posibilidad de coexistencia entre la migración, la cuestión de la identidad, y la seguridad humana en el diseño de políticas públicas bajo los desafíos del mundo contemporáneo. 



Políticas migratorias, fronteras y seguridad


Las políticas de inmigración son, según Acosta y Gálvez (2006) descritas como la “capacidad para determinar objetivos y actuaciones para la ordenación y gestión de flujos migratorios y para adoptar medidas socio-jurídicas, económicas y culturales sobre el control y la admisión para permanencia, residencia, integración y expulsión de inmigrantes, lo que conlleva estrategias y medidas de políticas exterior”. 


Para Álvarez Acosta (2011), los tres actores principales del proceso migratorio se componen de el migrante, los países emisores y los países receptores; cualquier enfoque de seguridad previsto debe considerar estos elementos. Sin embargo, señala que la migración pone en evidencia la insuficiencia de los marcos legales nacionales, revelando cómo las estructuras estatales son incapaces de dar respuesta a las necesidades que generan las dinámicas migratorias en una realidad de desigualdades socioeconómicas.


El fenómeno migratorio de África con destino a Europa, y el control de las fronteras exteriores europeas ilustran el caso. La Unión Europea (UE), institucionalmente ha fomentado diversas estrategias de gestión de migraciones ‘no deseadas’. A su vez, a la par que elimina restricciones a la libre circulación interna mediante los Convenios Schengen, aumentan los controles de sus fronteras externas.


Creado en 2004 y plenamente operacional en mayo de 2005, FRONTEX (La Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados Miembros de la UE) trata de ser un órgano que coordina la cooperación de acciones conjuntas de los Estados Miembros en materia de control y vigilancia de las fronteras exteriores. En este sentido, si bien la Agencia no representa un cuerpo policial, su normativa permite desarrollar una cooperación operativa entre los Estados Miembros, y con terceros mayormente Estados.


Durante la primavera y verano de 2006, protagonizada por numerosas embarcaciones en precarias condiciones, cargadas de inmigrantes africanos hacia las Islas Canarias, la ‘crisis de los cayucos’ fue un episodio trágico, tanto por el elevado número de muertes como por la naturaleza hostil de la travesía que los sobrevivientes tuvieron que soportar. 


La ‘crisis de los cayucos’ no solo evidenció las condiciones inhumanas a las que los migrantes que siguen la ruta del Mediterráneo suelen enfrentarse; sino que en el plano europeo se suman las carencias instrumentales existentes y la incapacidad de gestión de políticas europeas de migración y control de las fronteras marítimas.  


De esta manera, en la práctica, queda demostrado que los actores principales del proceso migratorio, dejan de conformar el centro de la cuestión en los enfoques de seguridad. Las medidas adoptadas por la UE se han limitado a recurrir a medios reactivos y precautorios con eficacia temporal, que suelen deshumanizar la realidad de la inmigración clandestina.

En síntesis, las políticas migratorias, demuestran la capacidad de los Estados para definir estrategias de control de los flujos migratorios. Sin embargo, a su vez, evidencian cómo las dinámicas de gestión pueden llegar a estar inscritas en marcos securitarios, que priorizan la exclusión por sobre la integración.



Identidades, racismo institucional y amenazas percibidas


La seguridad migratoria tiene una necesidad de protección a los migrantes; sin embargo, ésta suele ser condicionada sobre la base de la de la supervivencia identitaria de los países receptores. Las medidas restrictivas y excluyentes, a su vez, ponen en peligro la vida de millones de personas. Tanto el fracaso de las políticas restrictivas, como el crecimiento de comunidades “ajenas” redefine la posición de los nuevos ciudadanos como “no nacionales”.  La emergencia del carácter multicultural en algunos países, sin duda representan uno de los mayores retos a la identidad nacional, conforme menciona Álvarez Acosta (2011). 


La identificación de los inmigrantes como la imagen de los males que aquejan a las sociedades de los países receptores, encasilla el advenimiento de nuevos y diferentes grupos sociales como ‘no deseados’. Junto con el florecimiento multicultural, los movimientos migratorios suelen ser catalogados en algunos territorios, como una amenaza a la identidad nacional y la necesidad de mantener una integridad identitaria. 


Esto llevó a que muchos actores internacionales reforzaran en su interior el discurso aglutinado en fuerzas políticas de mantener los “códigos identitarios”, incrementando la práctica de una política racista y discriminatoria.


En la práctica, las acciones discriminatorias fueron en aumento esencialmente de la mano tanto del discurso político como de los medios masivos de comunicación. Estos procesos son mayormente visibles sobre los inmigrantes musulmanes -tendencia que se vio en aumento posterior a los ataques terroristas coordinados sobre Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. 


En el contexto actual, el 4 de junio de 2025, el presidente de los Estados Unidos, Donald John Trump firmó una proclamación que restringe totalmente la entrada de ciudadanos de doce (12) países a los Estados Unidos: Afganistán, Myanmar, Chad, República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. A su vez, restringe parcialmente la entrada de individuos de: Burundi, Cuba, Laos, Sierra Leona, Togo, Turkmenistán y Venezuela. 


Gran parte de los países afectados se encuentran en África y Asia, y se componen de poblaciones, en general, de mayoría musulmana. Aunque también se suman los casos de Haití, Cuba y Venezuela en América Latina. 


La política restrictiva de Trump sobre determinadas naciones, buscaría justificación como medida preventiva de seguridad nacional, particularmente después del ataque en Boulder, Colorado, donde fueron víctimas de un ataque antisemita personas que asistían a un evento de la comunidad judía local. 


A su vez, el mandatario expresó su voluntad de “[...] mantener a los terroristas islamistas radicales fuera de nuestro país”. 


En este sentido, los marcos que estructuran las políticas migratorias suelen conllevar consecuencias simbólicas. La figura del migrante ‘indeseado’ se convierte en un ajeno sobre el que se proyectan estigmas sociales excluyentes, afectando su identidad y su integración. 



Migración, identidad y seguridad humana


En este contexto han surgido nuevas terminologías. La ‘Seguridad Societal’ -desarrollado por Barry Buzan y la Escuela de Copenhague- […] concierne la habilidad de una sociedad de persistir en su carácter esencial bajo condiciones cambiantes y posibles amenazas.” (Perni, Orietta, 2001). La seguridad societal se refiere pues a situaciones en que las sociedades perciben una amenaza en términos de identidad y cohesión social y las migraciones, por su contenido es, en estos términos una amenaza.


De este modo, ciertos diseños de políticas públicas de gestión de la inmigración, logran invisibilizar la correlación -mayoritariamente tensa y conflictiva- entre la identidad nacional que se quiere conservar y el rechazo que los desplazados sufren en los países de destino. No sólo son rechazados en las fronteras físicas, sino también en las fronteras simbólicas y estructurales mediante la réplica del odio, el racismo, la exclusión y la invisibilización.


“Sayad, en su obra La doble ausencia afirma […] los migrantes experimentan una ausencia física de su país de origen y una ausencia de plena integración en el país de acogida” (Kleidermacher, 2013). Esta dualidad nos lleva a cuestionarnos desde una perspectiva más integral, cómo las políticas que buscan regular las migraciones afectan la identidad de quienes migran, pero también la manera en que las sociedades receptoras perciben su propia identidad contrapuesta. 


No cabe cuestionamiento alguno al hecho de que la seguridad migratoria responde a una necesidad tanto lógica como necesaria. Sin embargo, no es suficiente hablar del codesarrollo y del esfuerzo de los controles fronterizos como medidas precautorias. Poner el foco en las experiencias, las historias, la cultura y la lucha, es redefinir y redimensionar las migraciones y la seguridad; es abarcar la cuestión migratoria desde una visión más consciente y funcional de la seguridad humana. 



Fuentes: 


  • Acosta Sánchez, M. A., & del Valle Gálvez, J. A. (2006). Las crisis de los cayucos. La Agencia Europea de Fronteras FRONTEX y el control marítimo de la inmigración clandestina. Tiempo de Paz, (83). 

  • Álvarez Acosta, M. E. (2011). África subsahariana: sistema capitalista y relaciones internacionales. Buenos Aires: Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

  • Frontex. (s.f.). European Border and Coast Guard Agency. https://www.frontex.europa.eu/

  • Kleidermacher, G. (2013). (Re)construcciones identitarias de migrantes senegaleses en Buenos Aires. Revista REMHU – Revista Interdisciplinar da Mobilidade Humana, 21(41).

  • Perni, Orietta (2001). Migraciones y seguridad societal en el área mediterránea. Scripta Nova: Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Nº Extra 5 (94). ​

  • Spotify
  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • YouTube

Centro de Estudios de Política Internacional - UBA

bottom of page