Por Isabel Leticia Iurk Canestraro, integrante del Observatorio de Política Internacional
La historia de Afganistán, un país formado por tribus y etnias diferentes, está llena de invasiones externas e intentos fallidos de unificación nacional. La dualidad entre la modernización occidental y la religiosidad es una de las mayores características de la política afgana. Desde su principio, diversos actores han intentado formar imperios y gobiernos capaces de garantizar la estabilidad nacional y unificar las tribus presentes en el territorio, pero fue la dinastía Shah la primera en gobernar el incipiente Estado desde 1747 hasta el finales del siglo XIX, cuando dos de las mayores potencias europeas de la época, el Rusia e Inglaterra, empezaron a interesarse por el control de la región.
La motivación imperialista de ambos países tenía relación con sus ansias por influenciar. La corona británica veía en el avance ruso en dirección a la India una amenaza a su poder. Durante la etapa que ocupó el “Gran Juego”, como se conoció la disputa anglo-rusa por la región afgana, los gobernantes del Afganistán tuvieron sus acciones limitadas por la presencia imperialista y sus intereses, detalló Gomes (2008) Por lo tanto, en este período no solo la influencia de los líderes tribales en sus respectivas regiones impidió la formación de un Estado afgano realmente fuerte, sino también la presencia extranjera.
Las dos primeras guerras anglo-afganas -de 1839 a 1842 y de 1878 a 1880- debilitaron la fuerza de la corona británica, que dejó de controlar la política interna y después de 1880 solo tuvo injerencia en las relaciones externas del país asiático. Al final del segundo conflicto, Afganistán recibió el estatus de Estado Colchón, es decir, un Estado que separa a otros dos con el objetivo de evitar un conflicto entre ellos. Habibullah Khan, líder de Afganistán entre 1901 y 1919, fue una pieza clave en la conquista de la independencia en 1919, ya que durante su mandato, de acuerdo con Saikal (2004), financió intelectuales que influenciaron el movimiento nacionalista que proclamó la autonomía del país. Fue Amanullah Khan, hijo de Habibullah y quien ocupó el lugar de su padre, el que declaró la independencia afgana el 19 agosto de 1919.
El escenario político afgano en el período post-independencia estuvo, según explica Martin Ewans (2005), marcado por un intento de modernización del país bajo órdenes de Amanullah, que implementó una serie de medidas occidentales, a las que líderes tribales y religiosos se opusieron. Su manera de gobernar fue rechazada y en 1929 el país volvió a ser una monarquía.
Durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, Afganistán permaneció neutral, pero con la llegada de Estados Unidos a la región, como apoyo de la manutención fronteriza entre Afganistán y Pakistán, el primer ministro de la época, Daoud Khan, sintió que su plan de unificación del pueblo Pashtun estaba siendo amenazado. La Unión Soviética Socialista Rusa (URSS) sabía de eso y aprovechó el momento para aumentar su influencia en la región, como parte del proyecto de las dos potencias bipolares de garantizar el apoyo de países del tercer mundo. En palabras de Gilbert y Olea, ”la estrategia soviética se llevó a cabo por medio de renovadas iniciativas diplomáticas, ayuda económica y técnica y asistencia militar” (Gilbert y Olea, 2009: 29), lo que garantizó a la URSS una posición de influencia política en el país del continente asiático.
En 1964 hubo un cambio institucional en la política afgana: lo que antes era una monarquía se convirtió en monarquía constitucional con dos gabinetes. El experimento no duró mucho y en 1965 las fuerzas conservadoras del gobierno eliminaron los nuevos gabinetes y reinstauraron el sistema antiguo, una acción que marcó años de inestabilidad hasta 1972, que fue un año decisivo para la ampliación del control soviético.
"A la vez que crecían las protestas contra la monarquía, que parecía encontrarse en un callejón sin salida, se ampliaba también la influencia de los elementos comunista. En realidad, los comunistas se fueron convirtiendo en una fuerza de consideración, sobre todo en la medida en que se ahondaba la crisis política interna, por el hecho de contar con muchos activistas y simpatizantes en esferas claves de la vida del país, especialmente en el ejército" (Rodríguez, 2003: 38).
Fue así que en julio de 1973 el antiguo premier Daoud Khan dio un golpe de Estado con el apoyo del ejército y de la URSS, proclamó la República de Afganistán y dejó sin efecto el sistema monárquico que regía en el país. El gobierno de Daoud no contaba con el apoyo de los líderes islámicos afganos, y el nuevo presidente tampoco compartía los ideales comunistas soviéticos, lo que alejaba el apoyo del Partido Comunista Afgano. Esa situación de descontento terminó con otro golpe de Estado en 1978, apoyado por la URSS, que se mostró más presente que nunca. Sin embargo, los años que siguieron al golpe no fueron nada pacíficos, de acuerdo con Gilbert y Olea (2009) hubo una insatisfacción seguida de una rebelión interna que amenazaba el poder de la URSS, cuyas tropas invadieron el país un año después, en 1979.
Los cambios hechos en las esferas públicas del nuevo gobierno no fueron bien aceptados por los afganos y, principalmente, los variados grupos paramilitares islámicos agrupados bajo el nombre de Muyahidines declararon una "jihad" (lucha) contra el ejército soviético. A lo largo de los años, el grupo recibió el apoyo de la población afgana insatisfecha con la presencia soviética y el financiamiento militar de Arabia Saudita, Pakistán y Estados Unidos (Gomes, 2008), empeñado en la misión de debilitar a la URSS en plena Guerra Fría. Después de diez años de conflicto, en 1989, todas las tropas soviéticas se retiraron del territorio afgano y dejaron un completo caos político, social y económico. En 1992, los Muyahidines derrocaron al presidente Mohamad Najibullah y tomaron el poder del país después de tres años de inseguridad y disputas por el poder.
Desde 1992, Afganistán enfrentó una brutal guerra civil, y los diferentes grupos que buscaban el poder pelearon por el control de Kabul, la capital afgana, hasta que en 1996, uno de los grupos descendientes de los Muyahidines, el Talibán, asumió el poder político del país e impuso un régimen político totalitario basado en la "Sharia" (leyes coránicas). Este gobierno fue mundialmente conocido por su tratamiento hostil con las minorías, principalmente las mujeres, y por abrigar grupos extremistas en su territorio, entre ellos la famosa Al Qaeda (Gomes, 2008). La relación entre el movimiento talibán y otros líderes y organizaciones yihadistas, principalmente de Pakistán, garantizó la atención estadounidense sobre el territorio afgano después del 11 de septiembre de 2001.
Luego de que Al-Qaeda se adjudicara la autoría de los ataques del 11-S, el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, autorizó el uso de la fuerza para atacar a los responsables que tenían bases de entrenamiento militar en Afganistán. Las tropas estadounidenses lograron expulsar en 2001 a los talibanes del gobierno afgano, pero la caza de los miembros de Al-Qaeda y la promesa de reconstrucción del país de la región de Medio Oriente garantizó 20 años de ocupación militar. La intervención del país norteamericano entró en proceso de finalización en 2021.
Bibliografía
EWANS, M. (2005) Conflict in Afghanistan. Studies in asymmetric warfare. Abingdon, Inglaterra. ISBN 0-203-31254-6. Routledge.
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GILBERT, J. M. F. y OLEA J. P. S. G. El Conflicto de Afganistán. Conflictos Internacionales Contemporáneos, 2009. Madrid: Ministerio de Defensa, Escuela de Guerra del Ejército e Instituto Universitario de Estudios Internacionales y Europeos Francisco de Vitoria, nº 12, 220 pp. NIPO: 076-09-225-8. https://e-archivo.uc3m.es/bitstream/handle/10016/17388/12_conflictos_afganistan_2009.pdf
GOMES, A. T. (2008) Do colapso à reconstrução: Estados falidos, operações de nation-building e o caso do Afeganistão no pós Guerra Fria. Universidade de São Paulo, Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas. Departamento de Ciência Política. Programa de pós-graduação em ciência política. São Paulo, Brasil.
https://www.teses.usp.br/teses/disponiveis/8/8131/tde-28082008-152755/publico/DISSERTACAO_AUREO_DE_TOLEDO_GOMES.pdf
MEGERIAN, C. (31 de agosto de 2021). A timeline: America’s war in Afghanistan since Sept. 11, 2001. Los Angeles Times.
https://www.latimes.com/politics/story/2021-08-31/u-s-military-operations-in-afghanistan-timeline
RODRÍGUEZ, E. B. (2003). Afganistán y la geopolítica internacional. De la intervención sovietica a la guerra contra el terrorismo. Google Books. https://books.google.com.br/books?hl=pt-BR&lr=&id=kKJXVis3-OQC&oi=fnd&pg=PA11&dq=afganist%C3%A1n+&ots=obEMzKq1Rx&sig=NSHr3B81PtRQ8pr1jfCplyveErE#v=onepage&q&f=true.
SAIKAL, A. (2004) Modern Afghanistan. A History of Struggle and Survival. Londres, Inglaterra. I.B.Tauris & Co Ltd.
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