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Geopolítica y Favelas: Por Qué el Comando Vermelho Desafía a Brasil

Por Franco Russell, Licenciado en Gobierno y Relaciones Internacionales (UADE). Maestrando en Management (IAE). Director de Proyectos de Innovación (Publicis). Colaborador del Observatorio de Defensa y Seguridad Internacional (CEPI - UBA).


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En el año 2002, se estrenó la que muchos consideran la mejor película en la historia de Brasil: “Ciudad de Dios”.


Zé Pequeno es el principal antagonista de la historia, un joven criminal que escala hasta convertirse en el temido y sanguinario jefe del narcotráfico en la favela de Ciudad de Deus. Es un escalofriante drama sobre la realidad que vivía un joven fotógrafo en una favela brasileña. Su sueño de convertirse en profesional se hace más grande cuando la prensa se da cuenta de que es el único que puede entrar y salir con vida de allí. Así, comienza a ser una pieza clave para obtener las imágenes más crudas de la realidad de las calles.


Hoy, 23 años después de su estreno, el reflejo de esa película sigue más vivo que nunca. Recientemente, un operativo antinarco dejó un saldo de al menos 120 personas muertas en Río de Janeiro, y algunas estimaciones elevan la cifra a alrededor de 130, y no parece detenerse en el corto plazo.


Las favelas se originaron a finales del siglo XIX, en la transición de Brasil de Imperio a República. Pero no fue hasta 1940 cuando las favelas comenzaron a tomar relevancia política. Desde esa fecha hasta 1970, se desplegaron distintas políticas de remoción y erradicación de favelas, impulsadas por el Estado y a menudo articuladas con la Iglesia, fundaciones y el banco de vivienda.


Esto, entre otras causas, se debió a presiones inmobiliarias, ya que, al igual que se discute hoy, las favelas estaban ubicadas muchas veces en zonas de mucho atractivo turístico y económico.


Sin embargo, la erradicación de las favelas no abordó las causas fundamentales de la escasez de viviendas en Río. Para 1985 (año aproximado en el que se basa “Ciudad de Dios”), Río de Janeiro no solo se había convertido en el principal nodo exportador de drogas del país, desde las regiones andinas hacia Estados Unidos y Europa, sino que también había desarrollado un considerable mercado local de consumo de cocaína, prácticamente inexistente en años anteriores.


Para entonces, el Comando Vermelho —surgido en la década de 1970 en una prisión de Río de Janeiro— ya se había consolidado como una de las principales organizaciones criminales del país, con fuerte presencia en numerosas favelas. Este año, en paralelo a los esfuerzos del gobierno federal de Lula por coordinar la lucha contra el crimen organizado, el gobierno del estado de Río de Janeiro encabezó un megaoperativo contra el Comando Vermelho que derivó en ese saldo histórico de muertes. Esta banda criminal perpetra todo tipo de delitos: desde el robo de bancos en sus comienzos hasta sicariato, extorsión y, sobre todo, narcotráfico. Por eso, hay una gran discusión a nivel nacional e institucional en Brasil sobre si deben ser considerados o no como “terroristas”.


La violencia de los grupos de narcotráfico es primariamente instrumental a su actividad criminal económica, mientras que el terrorismo busca un fin político. Pero si se llega al punto de tener más de un centenar de muertos en un solo operativo, la política comienza a tambalear y las líneas se desdibujan.


Lula mantiene una gran tensión política con el gobernador de Río de Janeiro, del ala bolsonarista. Este afirma que el Comando es una organización terrorista y que debe declararse como tal, mientras que Lula, por cuestiones que podrían implicar un escalamiento del conflicto y una posterior intervención extranjera si esto escala, quiere mantenerlo en el marco del crimen organizado.


Estas son algunas implicaciones de declarar al Comando como una organización terrorista:


Marco legal distinto: La designación como “Organización Terrorista Extranjera” (como la que puede hacer EE. UU.) activa un conjunto de leyes y herramientas legales distintas a las usadas contra el crimen organizado. Esto puede incluir el bloqueo de activos, prohibiciones migratorias y la posibilidad de procesar a quienes brinden apoyo material.


Riesgo de afectar a inocentes: El amplio alcance de las leyes antiterroristas puede “atrapar” a personas o negocios sin vínculos directos con el narcotráfico o el terrorismo, especialmente en las zonas donde operan estos grupos.


Cuestionamiento de la soberanía: La clasificación de grupos de un país como terroristas por parte de otro (por ejemplo, EE. UU. a cárteles mexicanos) puede verse como un paso que justifica una intervención militar o policial transfronteriza, lo que es considerado una violación de la soberanía nacional por el país afectado.


Militarización del conflicto: Usar un marco antiterrorista a menudo implica el uso de recursos y tácticas militares, pudiendo escalar la violencia y militarizar aún más la lucha contra el crimen organizado, en lugar de abordarla como un problema de seguridad pública y justicia.


Este estallido pone a Lula en una situación incómoda, ya que viene de mantener un diálogo con Donald Trump en ASEAN, un presidente que está teniendo una política de mano dura con América Latina, ya que quiere erradicar el narcotráfico y sumar aliados en el ajedrez geopolítico contra China.


Imágenes del megaoperativo antinarco en Río de Janeiro (Octubre, 2025)
Imágenes del megaoperativo antinarco en Río de Janeiro (Octubre, 2025)

Esta reunión con Trump le comprará algo de tiempo para apaciguar el asunto doméstico. Pero debe evitar que esto escale, si no quiere quedar en la lista Clinton como le sucedió a Petro. Esta lista tiene como objetivo aislar financiera y comercialmente a personas y empresas extranjeras que se considera tienen vínculos con el narcotráfico, el terrorismo, el lavado de activos y otras actividades ilícitas que amenazan la seguridad de EE. UU. De igual forma, Brasil es demasiado relevante para Estados Unidos, por lo que es probable que Trump tenga más paciencia con Lula.


Si Lula quiere mantener su capacidad negociadora con su homólogo norteamericano, debe demostrar que puede controlar la situación. Declarar como organización terrorista a un grupo de tan larga data como el Comando Vermelho sería un revés a su liderazgo, sobre todo en sus negociaciones para ampliar su influencia mundial. Sin embargo, tiene presiones importantes, como la de gobernadores bolsonaristas que quieren ver al presidente debilitado.


Trump y Lula durante Cumbre ASEAN (Octubre, 2025)
Trump y Lula durante Cumbre ASEAN (Octubre, 2025)

 
 
 

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Centro de Estudios de Política Internacional - UBA

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