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Seabed Warfare y el Cableado Submarino: la guerra en el lecho marino y la vulnerabilidad de sus infraestructuras críticas

Por Antonio Marchetti, Licenciado en Gobierno y Relaciones Internacionales. Colaborador del Observatorio en Defensa y Seguridad Internacional (CEPI – UBA)


(Generado con IA)
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En un mundo hiperconectado, la guerra en el lecho marino (seabed warfare) emerge como un nuevo frente estratégico donde cables y tuberías submarinas —que transportan el 98% de los datos globales— se convierten en objetivos críticos y vulnerables. La dificultad de monitorear estas infraestructuras, sumada a su propiedad mayormente privada y a marcos jurídicos fragmentados, plantea desafíos urgentes para la seguridad internacional y redefine la disputa por el poder en los océanos.


Breve introducción al problema y sus implicancias en la seguridad

En la actual era que habitamos, atravesada por el predominio de los medios de comunicación e intercambio de información digitales, es común olvidar que detrás de su funcionamiento hay una infraestructura material que la sostiene. Esto incluye Internet como red de computadoras interconectadas, intranets cerradas, tecnologías celulares, cables de fibra óptica, entre otros.


El concepto de infraestructura crítica abarca sectores fundamentales para nuestra civilización moderna, desde la agricultura y la distribución de alimentos hasta la banca, la salud, el transporte, el agua y la energía (Singer, 2014, p.15). Aunque el ciberespacio sea global y sin fronteras físicas, no es un espacio ajeno a la soberanía de los Estados. A estos les preocupa mantener el control sobre dicha infraestructura, que garantiza el bienestar y el orden interno, pero también la utilizan como herramienta para obtener ventajas y acceder a información sensible de otros países.


En esta oportunidad deseo centrarme en aquella parte de la infraestructura crítica que tiene asiento en el lecho marino. Me estoy refiriendo precisamente al cableado y tuberías submarinas. Los recientes esfuerzos empleados por los Estados para controlar y proteger estas conexiones han dado origen al concepto de seabed warfare definido como el conjunto de operaciones militares y de inteligencia destinadas a explotar, proteger o atacar instalaciones, sistemas y capacidades emplazadas en el fondo marino, incluyendo cables, tuberías, sensores y minas submarinas. Aunque su definición aún es debatida, se reconoce como un nuevo dominio de creciente importancia estratégica y foco de investigación para las principales marinas del mundo, así como de desarrollo e innovación para empresas de telecomunicaciones (Garay, 2024).


Estos cables transportan aproximadamente el 98% de las comunicaciones de datos a nivel mundial. Los más de 500 cables submarinos que atraviesan el planeta transportan todo tipo de datos, incluyendo comunicaciones privadas (por ejemplo, correos electrónicos y servicios de mensajería), datos bancarios, datos del mercado bursátil, datos médicos, datos científicos, comunicaciones gubernamentales, tráfico entre centros de datos y transmisión de videos. Aparte de los depósitos de datos seguros en tierra, es muy difícil saber dónde se almacenan los datos a nivel internacional, lo que subraya la importancia crítica de los cables submarinos (Bashfield, pp.3).


Fuente: Xataka
Fuente: Xataka

En un mundo hiperconectado, la guerra en el lecho marino (seabed warfare) emerge como un nuevo frente estratégico donde cables y tuberías submarinas —que transportan el 98% de los datos globales— se convierten en objetivos críticos y vulnerables. La dificultad de monitorear estas infraestructuras, sumada a su propiedad mayormente privada y a marcos jurídicos fragmentados, plantea desafíos urgentes para la seguridad internacional y redefine la disputa por el poder en los océanos.


El mayor reto se enmarca entre la dificultad de monitorizar el fondo marino y la disponibilidad de las capacidades de explotación de este nuevo ámbito de la guerra por parte de cualquier actor, lo que lo hace especialmente vulnerable.


Actualidad – Ejemplos

Los incidentes más comunes abarcan desde daños causados por el fondeo de barcos hasta consecuencias derivadas de desastres naturales, especialmente los relacionados con la actividad sísmica (Garay, 2024, pp. 571)


Entre los incidentes recientes destacan:


  • Nord Stream (2022): en septiembre de 2022 explosiones que afectaron este gasoducto que conecta Alemania con Rusia, en un contexto de nuevas sanciones de la UE contra Rusia, causando daños severos.


  • Balticconnector (2023): atraviesa el golfo de Finlandia y fe presuntamente dañado por un ancla del carguero chino Newnew Polar Bear, que recorrió hasta 100 millas náuticas arrastrándola, rompiendo cables de telecomunicaciones y un gasoducto entre Estonia y Finlandia.


Margen de mejora y medidas para aplicar

Fruto del desarrollo y la investigación en torno a nuevas capacidades militares llevados a cabo por las marinas de los Estados, se han registrado avances a nivel técnico de los buques submarinos. Las mejoras en la potencia y el control están aumentando la autonomía y la fiabilidad de los vehículos submarinos no tripulados (UUV, por sus siglas en inglés), los cuales deberían poder operar sin reabastecimiento durante meses seguidos en la próxima década (Clark, 2016 pp.235).


Los sensores desplegados y fijos, junto con los vehículos submarinos no tripulados (UUV), apoyados por sistemas de avanzada, podrían aumentar la capacidad de los submarinos y ser gestionados por ellos durante un conflicto. La creciente dependencia de estas capacidades generará una competencia por la capacidad de colocar o eliminar sistemas en el lecho marino costero, incluyendo la habilidad de realizar relevamientos y evaluaciones rápidas del fondo marino. Los países que cuenten con mejores capacidades para utilizar el terreno submarino probablemente tendrán la ventaja en un conflicto, especialmente durante las fases iniciales, cuando un ataque catastrófico contra cables submarinos o submarinos con misiles balísticos podría ser altamente desestabilizador (Clark, 2016, pp.237).


Desde 2020, los principales esfuerzos norteamericanos parecen centrarse en el desarrollo de un vehículo submarino no tripulado de gran desplazamiento (LDUUV), como el Snakehead, que proporcionará capacidades de inteligencia.


Por su parte, la Royal Navy, en medio de las crecientes preocupaciones sobre el aumento del riesgo a las infraestructuras en el lecho marino, ha incorporado un nuevo patrullero oceánico versátil, el MROS Proteus.


La guerra en el lecho marino entraña numerosos retos para los Estados ribereños y la comunidad internacional, especialmente debido a la inmensidad de los océanos, la gran escala de la infraestructura a proteger, la fragilidad de los gasoductos y las muchas oportunidades de ataque que ofrece y que otorgan múltiples ventajas a cualquier posible agresor.


El marco de regulación internacional más novedoso en materia de cableado submarino es la Convención de las Naciones Unidades sobre el Derecho del Mar de 1984. Aunque varios países han suscripto a dicha Convención, Estados como Israel, Turquía y EE.UU. no han ratificado el acuerdo, lo cual deja su actividad bajo la regulación de la antigua Convención internacional para la protección de los cables telegráficos submarinos de 1884.


Los cables submarinos son en su mayoría propiedad y están operados por el sector privado, y sus rutas generalmente se han determinado por consideraciones comerciales. Es por ello que cualquier esfuerzo o iniciativa estatal para aumentar la protección del cableado es deseable que cuente con la cooperación de estos actores privados.


La creciente militarización del lecho marino tensiona los marcos jurídicos existentes y desafía la cooperación internacional. La protección de estas infraestructuras críticas exige enfoques multidimensionales que integren capacidades tecnológicas, regulatorias y diplomáticas, para garantizar la seguridad de las comunicaciones globales y la estabilidad estratégica.


Referencias:

Bashfield, S. (2024). Defending seabed lines of communication. Australian Journal of Maritime & Ocean Affairs, 1-13.


Garay, M. L., & Stavridis, A. J. (2024). El lecho marino convertido en área estratégica. Análisis de incidentes y capacidad de protección. Revista General de Marina286, 3.


Singer, P. W., & Friedman, A. (2013). Cybersecurity and Cyberwar: What Everyone Needs to Know. Oxford University Press.

 

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Centro de Estudios de Política Internacional - UBA

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