Por qué no puede haber seguridad y soberanía alimentarias sin perspectiva de género
Por Verena Kaiser, Investigadora del Observatorio de Mujeres y Diversidades
Como nos enseña la economía feminista, no hay producción sin reproducción de la vida. Y lo más básico para el desarrollo de cualquier ser humano es el acceso a una alimentación saludable.
700 millones de personas en el mundo, el 10% de la población, se encuentran en condiciones de pobreza (ONU, 2023). Aproximadamente 735 millones de personas sufren hambre o malnutrición (FAO, 2023). Es el mismo mundo en el que cada año se desperdician 570 millones de toneladas de alimentos (ONU, 2023a).
Si bien la idea de seguridad alimentaria (que se presenta cuando las personas tienen en todo momento el acceso físico y económico a suficientes alimentos nutritivos para satisfacer sus necesidades alimentarias) es relevante para pensar acciones concretas que aborden de manera urgente esta problemática, más lo es el concepto de soberanía alimentaria: “[…] la Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos, comunidades y países a definir sus propias políticas alimentarias que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias, reclamando la alimentación como un derecho” (La Vía Campesina, 2017). De acuerdo con La Vía Campesina – movimiento campesino internacional que agrupa a 182 organizaciones de 81 países – la segunda es precondición para que exista la primera. Además, esta agrupación remarca la importancia de cuidar la tierra, del comercio justo, y del autocuidado (La Vía Campesina, 1996).
Millones de personas trabajan sembrando, cultivando, cosechando y cuidando la tierra. A pesar de la esencialidad de su trabajo, las poblaciones rurales se enfrentan a condiciones adversas para desarrollar sus actividades y su vida en general. En términos mundiales, el acceso al agua potable es del 60% en las zonas rurales frente a un 80% en las urbanas. Esto no sólo impacta en la salud de estas personas, sino también de manera particular en las niñas y mujeres, tradicionalmente encargadas de buscar agua para sus familias y comunidades. Asimismo, las personas en el ámbito rural en todo el mundo tienen muchísima menor conectividad y acceso a tecnologías y a educación formal. Lo mismo sucede con el acceso a servicios de salud de calidad y de seguridad y justicia (ONU, 2021).
A nivel global, las mujeres representan el 50% de la fuerza formal de la producción de alimentos. Sin embargo, “el papel de las mujeres tiende a estar marginado y sus condiciones laborales suelen ser peores que las de los hombres en trabajos irregulares, informales, a tiempo parcial, poco cualificados o que requieren un uso intensivo de mano de obra [y] ganan 82 céntimos por cada dólar que reciben los hombres” (FAO, 2023). Además, tienen mucho menos acceso a la tierra (aproximadamente sólo el 15% de las personas que poseen tierras agrícolas son mujeres), a créditos y financiación, y a los puestos de toma de decisión (ONU, 2021) (OEA-CIM, 2022).
Esto impacta directamente en su autonomía económica y, por ende, en las posibilidades de sufrir múltiples violencias. Todo ello enmarcado en el ámbito rural, siempre aquejado por las dificultades en el acceso a la salud, a la justicia, a los derechos laborales, al agua potable, a la educación formal, entre otros. En 2007 La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el día 15 de octubre para recordar, reconocer y visibilizar a estas mujeres que, como tantas otras, ayudan a sostener la vida. La doble o triple (si a mujer y rural le sumamos indígena o afrodescendiente) discriminación que sufren estas mujeres y su importancia vital en estos tiempos de crisis, resultan ineludibles de abordar si queremos pensar en un futuro posible para la civilización humana.
A pesar de las desigualdades entre los sectores urbano y rural caracterizadas más arriba, las condiciones a las que se enfrentan las mujeres rurales no son las mismas en cada país y zona del mundo. Según datos de la ONU de 2021, en los países de bajos ingresos 64% de las mujeres trabajan en la agricultura y 42% en los de ingresos medianos bajos, mientras que en aquellos de ingresos altos sólo representan un 2%.
América Latina y el Caribe, compuesta por países de ingresos medianos y bajos, es la región más desigual del planeta (Batthyány, 2023). En ella, se genera el “14% de la producción mundial de alimentos y el 45% del comercio internacional neto de productos agroalimentarios, y sus sistemas agroalimentarios suponen hasta la mitad del empleo total” (ONU, 2021a). Es necesario conocer datos concretos de la vida en estas zonas para comprender por qué es importante otorgar reconocimiento y atender las demandas y necesidades de estxs trabajadorxs y, en especial, de las mujeres. Más del 75% de las personas ocupadas en el ámbito rural trabajan en condiciones de informalidad, lo que implica una mayor inestabilidad económica, desprotección frente a conflictos laborales y la ausencia de muchos derechos garantizados. Esto explica en gran parte que las tasas de pobreza y pobreza extrema en estas zonas alcanzan el 45,7% y el 21,7%, respectivamente (siendo cifras hasta dos y tres veces mayores que en las zonas urbanas) (OIT, 2019).
“En América Latina y el Caribe 58 millones de mujeres viven en zonas rurales. Ellas juegan un rol central en la producción y el abastecimiento de alimentos, constituyendo un 43% de la mano de obra agrícola del mundo” (Ministerio de Cultura de la República Argentina, 2020). No obstante, alrededor del 67% de las mujeres rurales ocupadas en la región perciben un ingreso inferior al salario mínimo nacional (IPPDH-Mercosur, 2022). A esto se le suma la tradicional división sexual del trabajo que naturaliza la asignación a los cuerpos feminizados de trabajos vinculados al sostenimiento de la vida, a la vez que invisibiliza el valor de dichos trabajos. Así, la mayoría de las mujeres rurales figuran como inactivas y por ende invisibles en las estadísticas oficiales. Ellas no sólo trabajan de manera remunerada sino también de manera no remunerada, entre otras cosas, produciendo para el autoconsumo de su hogar (IPPDH-Mercosur, 2022). En muchas ocasiones, las mujeres rurales tienen una triple jornada laboral: fuera del hogar, dentro del mismo, y para su comunidad. El empobrecimiento entre estas mujeres se encuentra mucho más profundizado y difundido porque de por sí el contexto es mucho más hostil para el desarrollo personal.
¿Cómo se vinculan las definiciones anteriores sobre seguridad y soberanía alimentaria con las mujeres rurales? Para La Vía Campesina, la soberanía alimentaria no puede pensarse si no existe la igualdad de acceso a la educación, posibilidades de producción, acceso a servicios sociales, tierras y financiamiento para estas mujeres. Como mencionamos anteriormente, la división sexual del trabajo coloca a las mujeres y otras identidades feminizadas como natural/biológicamente encargadas de la reproducción de la vida. Y, aunque por causas sociales, efectivamente lo están.
La pandemia del COVID-19 sumada a la crisis ambiental que abarca sequías e inundaciones imprevisibles, tsunamis, incendios (intencionales y naturales) - causados en parte también por la aplicación indiscriminada de agrotóxicos, la producción en base a semillas transgénicas, y el uso intensivo de la tierra que no respeta los ciclos naturales de regeneración-, cargan sobre las mujeres rurales un trabajo de cuidado mucho más intenso que en décadas anteriores. El informe de la FAO de 2023 titulado “La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios” brinda cifras contundentes:
[…] cerrar la brecha de género en la productividad agrícola y la brecha salarial en el empleo agrícola aumentaría el producto interior bruto mundial en casi 1000 millones de USD y reduciría el número de personas que padecen inseguridad alimentaria en 45 millones. […] A nivel mundial, la brecha entre hombres y mujeres en la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave pasó a 4,3 puntos porcentuales en 2021 desde 1,7 puntos porcentuales en 2019, impulsada en gran medida por las diferencias cada vez mayores en América Latina y el Caribe, donde la brecha alcanzó los 11,3 puntos porcentuales.
Urgen políticas públicas con perspectiva de género para transformar el presente y futuro de millones de personas. Las crisis ambiental y alimentaria (íntimamente vinculadas) experimentadas a nivel global exigen poner la vida en el centro, y para ello es fundamental brindar vidas más dignas y justas a quienes se encargan de sostenerla.
Bibliografía
Batthyány, K. (21 de abril de 2023). Transcripción de la Columna de Karina Batthyány. Info CLACSO. Obtenido de https://www.clacso.org/america-latina-y-el-caribe-es-la-region-mas-desigual-del-planeta/#:~:text=y%20el%20Caribe-,%E2%80%9CAm%C3%A9rica%20Latina%20y%20el%20Caribe%20es,regi%C3%B3n%20m%C3%A1s%20desigual%20del%20planeta%E2%80%9D&text=Nuestra%20regi%C3%B3n%2
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FAO. (2023a). Versión resumida de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2023. Urbanización, transformación de los sistemas agroalimentarios y dietas saludables a lo largo del continuo rural-urbano. Obtenido de https://www.fao.org/documents/card/es/c/cc6550es
IPPDH-Mercosur. (14 de octubre de 2022). 15 de octubre: Día Internacional de las Mujeres Rurales – Construir más y mejores políticas públicas para las mujeres rurales del MERCOSUR. Obtenido de https://www.ippdh.mercosur.int/15-de-octubre-dia-internacional-de-las-mujeres-rurales-construir-mas-y-mejores-politicas-publicas-para-las-mujeres-rurales-del-mercosur/
La Vía Campesina. (11 de noviembre de 1996). https://viacampesina.org/es/1996-declaracion-de-roma-de-la-via-campesina-que-define-por-primera-vez-la-soberania-alimentaria/. Roma. Obtenido de https://viacampesina.org/es/1996-declaracion-de-roma-de-la-via-campesina-que-define-por-primera-vez-la-soberania-alimentaria/
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Ministerio de Cultura de la República Argentina. (2020). Día Internacional de las Mujeres Rurales. Obtenido de https://www.cultura.gob.ar/dia-internacional-de-las-mujeres-rurales-9638/
OEA-CIM. (2022). Las mujeres rurales, la agricultura y el desarrollo sostenible en las Américas en tiempos de COVID-19”.
OIT. (2019). Sector rural y desarrollo local en América Latina y el Caribe. Obtenido de https://www.ilo.org/americas/temas/sector-rural-y-desarrollo-local/lang--es/index.htm
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ONU. (16 de abril de 2021a). América Latina y el Caribe es clave para alimentar a 10.000 millones de personas en 2050. Noticias ONU. Obtenido de https://news.un.org/es/story/2021/04/1490932
ONU. (2023). Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Edición especial. Obtenido de https://unstats.un.org/sdgs/report/2023/The-Sustainable-Development-Goals-Report-2023_Spanish.pdf?_gl=1*1kmy7ti*_ga*MzU4NTQ5OTcxLjE2NjA4NDgyOTI.*_ga_TK9BQL5X7Z*MTY5NjYxODQ0Ny43LjAuMTY5NjYxODQ0Ny4wLjAuMA
ONU. (10 de agosto de 2023a). Mientras crece la hambruna, se desperdician 570 millones de toneladas de alimentos al año-. Obtenido de https://news.un.org/es/story/2023/08/1523342
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