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Lavando trapos sucios: una mente todoterreno

The Accountant (Gavin O’Connor, 2016)


“Algún dinero evita preocupaciones; mucho, las atrae”.

Confucio

Por Andrea Teresa Lujan Samaniego miembro del Observatorio de Economía Política Internacional


Lo diferente asusta y permite que muchas cosas sucedan cuando damos vuelta la cara para no mirar.


Este es el caso de Christian Wolff, un genio de las matemáticas con Síndrome de Asperger (trastorno que forma parte de afecciones denominadas del espectro autista). Por un lado es contador en una pequeña oficina y por otro 'freelance' de las mayores bandas del crimen organizado. Tiene una mente privilegiada y un entrenamiento tanto militar como de artes marciales que el padre consideró oportuno para poder sobrellevar este mundo cruel en el que tuvo que nacer.


Wolff no es un tipo convencional. Padece cierto tipo de autismo que no le permite crear lazos afectivos ni socializar. Vive condicionado y regido por una rutina muy específica. Pero los problemas surgen cuando se le presenta un trabajo tranquilo en el que su análisis resulta demasiado eficiente, por lo que le solicitan que lo abandone (lo que exactamente por las características de su persona no puede hacer).


La historia comienza allí, cuando una empresa de robótica llamada Living Robotics contrata a Wolff para descubrir un faltante y para saber quién es el responsable. A partir de aquí se desarrolla una trama de suspenso que va dejando entrever con pinceladas, la vida del protagonista (léase de cómo hacer que el espectador se enternezca y justifique las acciones del personaje principal).


El Contador es una película de acción, que nos muestra las peripecias que vive el protagonista (Ben Affleck) desde su niñez y que se entrelazan con una serie de asesinatos (entre ellos el intento de homicidio a la contadora interpretada por Anna Kendrick) y muertes de seres queridos como su madre, su padre o su mentor. Todo esto conlleva a una búsqueda de quién está detrás de todas las muertes, sin mencionar que el agente Ray King (J. K. Simmons), el FBI y el IRS están tras de Christian.


El agente King está particularmente interesado en ubicar a Wolff aunque no lo conoce; para ello asigna por medio de amenazas esa misión a la agente Maribeth Medina (Cynthia Addai-Robinson ). Para ponerla en situación le dice:

Digamos que es la jefa del cártel de Sinaloa. Los cárteles cuentan su dinero pesándolo en camiones acoplados. Pero un soleado día mexicano su lavador de dinero le dice que le faltan 30 millones. ¿A quién le confía la contabilidad forense para rastrear el dinero robado? ¿A Deloitte and Touche? ¿A H&R Block? De algún modo contacta a una persona de afuera que no lo conozca para arreglar años de registros contables adulterados y capaz de salir con vida. Me jubilaré dentro de siete meses. Pero antes de hacerlo, tengo que saber quién es él. Cómo lo hace.


Sin dudas El Contador parece una película sencilla a simple vista. Pero al desmenuzarla, van cayendo certezas poco ciertas, como el amor de una madre que abandona a su familia, o que una persona tildada de fenómeno como Christian sienta ese cariño y perdón que lo lleva a verla en su funeral. Y he allí la doble moral de las circunstancias: mientras Christian hace negocios lavando dinero, gira impresionantes sumas a beneficencia. En uno de los diálogos con la Agente Medina, el Jefe le pregunta:

¿Me dices que este tipo arriesga su vida haciendo contabilidad forense para la gente más aterradora del planeta cobra sus honorarios, se toma el trabajo de lavarlos y dona casi todo?

Es relevante empezar por este último punto: la beneficencia real del Contador no tiene relación con el concepto conocido de beneficencia en el ámbito de lavado de dinero. La película permite inferir que nuestro protagonista, luego de haber estado en contacto con la fundación que se ocupaba de ayudar a niños con Asperger, queda vinculado a la hija del fundador (la Voz en el celular), y destina sumas importantísimas para la institución en forma totalmente anónima.


Habitualmente cuando hablamos de este tipo de operación, asociamos maniobras fraudulentas donde se ofrecen a clientes la posibilidad de participar en fundaciones que en teoría benefician a organismos internacionales y de esa manera logran evitar controles financieros y garantizan el anonimato (en cuanto a cifras siempre es difícil rastrear el dinero que está vinculado a este negocio ya que se trata de negocios ilegales, por lo que no se tienen datos confiables y en el caso del lavado se trata justamente de dinero que corre fuera de las vías legales). A través de ese sistema, muchas empresas han utilizado a estas fundaciones para maniobras de lavado de dinero porque además en muchos países se establecen desgravaciones impositivas para quién haga donaciones a una fundación y, mediante ellas se puede insertar en el circuito legal dinero proveniente de fuentes ilícitas.

Por ejemplo en Argentina, iniciada su actividad, una Fundación puede recibir una donación o aporte significativo. La Fundación no tiene la obligación de someter a la Inspección General de Justicia la revisión o aprobación del nuevo aporte o donación en un nuevo Plan Trienal de Actividades. La información sobre ese nuevo aporte se verá reflejada en la presentación de la memoria y balance cuya fecha de vencimiento recién opera dentro de los cuatro meses posteriores al cierre del ejercicio en que se efectuó el aporte. La Fundación, con el aporte así recibido, reflejado y asentado en el balance de ejercicio, puede adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto. Así puede introducirse al circuito económico legal la suma que constituyó el aporte o donación si fuera proveniente de un ilícito.


Otras formas ‘modernas’ de beneficencia incluyen el crowdfunding o financiamiento colectivo, que se refiere a aquellas plataformas de Internet a través de las cuales es posible la obtención de pequeñas cantidades de dinero de un gran número de personas, con el propósito de fondear un proyecto, un negocio o adquirir un préstamo personal, entre otros. Estas plataformas de crowdfunding, además de su simple uso, no disponen de sistemas avanzados para prevenir fraudes, de aquí que sean consideradas como un canal ideal para lavar dinero o cometer algún otro crimen financiero.


Pero volviendo a nuestro contador, no hemos definido aún el core de nuestra temática: la expresión lavado de dinero se utiliza para hablar de los procedimientos que pretenden ocultar, disimular y encubrir el origen ilícito de determinados bienes o el producto de actividades delictivas con la finalidad de convertirlos en otros bienes o actividades que resultan aparentemente lícitas. Este mal que aqueja internacionalmente, exige por parte de cada Estado su máxima atención y compromiso para cumplir con las normas internacionales, para poder combatirlo y a su vez sincronizar los esfuerzos para trabajar conjuntamente, supervisando el sistema financiero, intensificando los lazos de cooperación, vigilando los movimientos transfronterizos de capitales y promoviendo la cooperación judicial conjunta. Si bien el término fue acuñado a principios del siglo XX, vinculado a las actividades ilícitas de Al Capone cuyo producto era convertido en ingresos lícitos a partir de su negocio de lavado y entintado de textiles, esta modalidad delictiva, proviene de varias centurias atrás. El delito ha tenido un desarrollo impresionante debido a la liberalización económica y globalización mundial. Lo que persigue es dar apariencia de legalidad a activos de origen ilícito introduciéndolos en el mercado financiero.


Los orígenes del tratamiento del tema se dan en los ´80 con la creación de un comité para la supervisión y regulación bancaria en el Club de París. De allí comenzó a darse una serie de acciones de seguimiento. A nivel de UN, es la Convención de Palermo la que contempla el tipo penal lavado de dinero. En 1989 se creó la FATF, Financial Action Task Force (GAFI - en español y francés). En el ámbito latino, se creó la CICAD por la OEA en 1986. Asimismo la FATF - GAFI ha sido fundada por los Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de los Siete en París en julio de 1989 con el objetivo de estudiar y promover las medidas destinadas a combatir el lavado de capitales procedentes en forma protagónica del tráfico de drogas. Por otro lado, es de destacar el denominado Egmont Group, nacido en la reunión de 1995, en el Palacio de Egmont - Arenberg en Bruselas (Bélgica) para discutir sobre las organizaciones especializadas en la lucha contra el lavado de dinero. Este grupo reúne a las diversas Unidades de Información Financiera (84 en total), y constituye una amplia red que articula vínculos de cooperación en el intercambio de información y, también, en materias relativas a la capacitación, infraestructura, prevención, etc. Adicionalmente, cabe mencionar la GOPAC, Organización Mundial de Parlamentarios contra la Corrupción, creada en octubre de 2002, durante la Conferencia Mundial de Ottawa (Canadá). Esta conferencia contó con el apoyo del Parlamento de Canadá, el Instituto del Banco Mundial y la Agencia Canadiense de Desarrollo Internacional.


Al margen de este entramado de organismos, la base de datos de internet que ayuda a los gobiernos, organizaciones e individuos en la lucha contra el lavado de dinero es la Red Internacional de Información sobre Lavado de Dinero (IMoLin). La misma se desarrolló en conjunto con los organismos antilavado mundiales. Asimismo AMLID es la base de datos antilavado internacional con acceso restringido.

Entonces, el blanqueo de las ganancias es condición sine qua non para el éxito de cualquier empresa delictiva. Es lo que les permite a los jefes hacer sostenible el negocio en el largo plazo, volcando sus ingresos en la economía formal, reinvirtiendo y expandiendo el capital. En el lavado de activos es donde se obtiene la ganancia. Sin eso, no hay premio. Hay que considerar que no es instantáneo. Toma su tiempo, pueden ser muchos años.

Pero nuestro sujeto, como mencionábamos, no lava el dinero de cualquiera: elige (y le indican ya que la Voz en su celular oportunamente despliega un menú de opciones convenientes según el caso) especialmente el crimen organizado transnacional. La Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional (UNTOC, por sus siglas en inglés) no contiene una definición precisa de este término, ni incluye una lista de los tipos de delitos que podrían constituirlo. La Convención sí posee una definición de grupo criminal organizado. En el artículo 2(a) se especifica que un grupo criminal organizado es:

Un grupo de tres o más personas que no fue formado de manera aleatoria;

  • Que ha existido por un periodo de tiempo;

  • Que actúa de manera premeditada con el objetivo de cometer un delito punible con, al menos, 4 años de encarcelamiento;

  • Que procede con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero o material.

Por un lado, el narcotráfico es una de las actividades por las que el crimen organizado recauda más dinero en el mundo, aunque no es la única. Podemos definirlo como el comercio ilegal de drogas tóxicas que comienza con el cultivo de las sustancias, sigue con la producción y finaliza con la distribución y la venta. Pero existen otras actividades del crimen organizado como la trata de personas, el comercio de órganos, el tráfico de vida salvaje, el de obras de arte, el tráfico de productos falsificados, el tráfico de armas, el tráfico de joyas, el tráfico de petróleo, el tráfico de oro, el de propiedad intelectual, el de madera y los cibercrimenes que también resultan sumamente rentables.


Retomando la vida de nuestro protagonista, todo se va desarrollando previsiblemente hasta que le toca (es decir, la Voz le sugiere) un trabajo ‘tranquilo’ donde debe descubrir un faltante. Los objetivos específicos del balance eran encontrar la veracidad del faltante y descubrir con el rastro al autor del hecho. Los tipos de evidencia obtenida eran los cheques emitidos, los comprobantes de pago y facturas de la empresa Living Robotics hacia la empresa ficticia en el periodo del año 2015, pero las dependencias revisadas y otra información relevante van del 2000 al 2014. En Living Robotics, depositaban dinero en una compañía fantasma, pero en los últimos dos años (2013-2014), el número de facturas emitidas mermó, es decir: se robaban dinero que se devolvía a la misma Living Robotics, aumentando así el valor de sus acciones para que al llevarlas a la bolsa de valores alcanzarán un valor superior al valor en libro. Este tipo de venta en corto o short selling, es una operación especulativa que permite a los operadores vender títulos que pidieron prestados o que aún no poseen con la esperanza de volver a comprarlos más adelante a un precio menor y quedarse con la diferencia.


De hecho hay dos tipos de venta en corto: en la primera, el operador pide prestado un título que cree que va a bajar en el mercado y lo vende rápidamente. El objetivo es volver a comprarlo más tarde a un precio inferior, para devolverlo a quien se lo había prestado y ganar la plusvalía resultante. En el segundo tipo el operador vende un título con un pago diferido, antes, incluso, de pedirlo prestado. Más adelante, lo adquiere en el mercado a un precio muy bajo y lo entrega a su comprador inicial, quedándose con la diferencia si el título se ha devaluado. Se considera que esta práctica precipita la caída de las acciones más frágiles y agrava la inestabilidad de los mercados financieros. Las ventas en corto consisten entonces, en vender acciones sin tenerlas. Y vender caro para comprar barato. El dinero robado a la empresa se le devuelve, lo que aumenta las ganancias y aumenta la valoración de la empresa mientras se prepara para una OPI (oferta pública). En la película esto se concluye cuando Chris va a confrontar a Rita, la encuentra muerta, exponiendo a Lamar como el estafador.


A modo de villano ‘elegante’, en esta película podemos ver que nuestro protagonista posee muy buen gusto. En su garaje tiene una casa rodante confeccionada para una sola persona. Allí tiene sus cosas más preciadas: su colección de arte (hay un bellísimo Renoir y un Pollock), armas, oro, plata y una colección de cómics. Quisiera recalcar que es particularmente sensible al arte (parte de la caracterización del personaje a modo de Hannibal Lecter, cuando le obsequia a su querida Dana Cummings el Pollock que amaba) aunque no por el arte mismo sino porque es uno de los medios de pago que se utilizan para lavar activos. Recordemos algunos tipos de contrabando de obras de arte:

  • Envíos prohibidos por pertenecer al Patrimonio Cultural e Histórico de la Nación.

  • Envíos que salen sin declararse o declarados incorrectamente.

  • Envíos de obras de arte usados para lavar activos ilícitos.

  • Robos y hurtos.

Este tema va de la mano de las operaciones de lavado donde se usan paraísos fiscales porque allí se radican las sociedades offshore, que sirven para ocultar la titularidad de activos no declarados. “El mercado del arte es un terreno ideal para el lavado de dinero”, dijo Thomas Christ, miembro del consejo del Basel Institute on Governance, una organización suiza sin fines de lucro que ha estudiado el tema. Por cierto, el debate sobre el anonimato en el mundo del arte se ha intensificado en el último año, alimentado en parte por la publicación de los Panama Papers, que detallan el uso de fachadas corporativas para ocultar quién es el propietario, para evadir impuestos y permitir la delincuencia, dicen sus autores.


En este punto es importante resaltar que (a modo de heroína) la Agente Medina logra lo que ninguna Agencia ni Organismo de los Estados Unidos había conseguido: llegar al refugio de Wolff. Ni la ATF (la agencia de ley y orden del Departamento de Justicia de los Estados Unidos que protege a las comunidades de delincuentes violentos, organizaciones criminales, el uso y tráfico ilegal de armas de fuego, el uso y almacenamiento ilegal de explosivos, incendios intencionales y bombardeos, actos de terrorismo y el desvío ilegal de productos de alcohol y tabaco), había logrado detectar el arsenal que tenía en su camper nuestro contador, lo que torna un poco inverosímil el relato.

Finalmente, el refugio de Christian Wolff ‘cae’ a manos de este agente y su Jefe termina su carrera retirándose.


Como vimos, los debates internos sobre las acciones del protagonista son a veces hasta paradójicos. Ben Affleck usa sus habilidades para ayudar a los carteles y negocios turbios a lavar su dinero sin “cocinar sus libros” contables. El cumplimiento del BSA/AML (Acta de secreto bancario y ley anti lavado de dinero) y FinCEN (oficina del Departamento del Tesoro de Estados Unidos que recopila y analiza información sobre transacciones financieras para combatir el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo y otros delitos financieros nacionales e internacionales) ocupan un lugar destacado en esta película rápida y atractiva sin omitir la relación de diálogo permanente que envuelve a Ben Affleck con Anna Kendrick. En uno de sus diálogos le pregunta a Anna:


¿Cómo te metiste en asesoría financiera?

- Las estadísticas indican que es una de las profesiones de mayor crecimiento. Las ciencias actuariales también experimentan un gran crecimiento. - Está bien. Me gusta el equilibrio. Me gusta descubrir cosas que no son obvias. Además, mi papá era contador.

El Contador además de entretenernos nos obliga a estar atentos a una historia que tiene un exceso de giros que la vuelven cada vez más inverosímil (aunque no por eso deja de ser entretenida, hay que admitirlo). Aun así nunca pierde la punta del hilo en la maraña de su trama, y nos mantiene en vilo hasta el final.


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