Por Leonardo Motteta, Miembro del Observatorio de Política Internacional.
En el mundo actual, nos encontramos frente a un proceso de recrudecimiento y complejización de los conflictos a nivel global. Debido a esta situación, es necesario que evolucionen las herramientas para abordar la vulnerabilidad que aparece con el crecimiento de la violencia. Con este objetivo como horizonte, se viene discutiendo desde hace ya algunos años la necesidad de una perspectiva integral que entienda que las intervenciones humanitarias no pueden ser esfuerzos aislados con poca posibilidad de hacer una verdadera diferencia. A este enfoque que gana cada vez más fuerza se lo denomina el triple nexo: La necesaria imbricación entre acción humanitaria, desarrollo y paz.
El origen del triple nexo.
En la última década, los conflictos se han transformado de diferentes formas: son más numerosos, hay más muertes y desplazados relacionados a los mismos y son más extendidos en el tiempo (Fanning, Fullwood-Thomas, 2019). Los problemas que la transformación de los conflictos acarrea son múltiples.
Los procesos de desplazamiento dificultan cada vez más las acciones para garantizar derechos básicos en las ciudades (Deikun, Zetter, 2010). Esto conlleva una vulnerabilidad mayor para quienes habitan y llegan a las mismas, ya que, los gobiernos no tienen la capacidad para adecuar la infraestructura a las nuevas demandas (Deikun, Zetter, 2010). Al mismo tiempo, como mostró la guerra de Siria, existen instituciones locales que ayudan a los desplazados que necesitan de un mejor acompañamiento de organizaciones internacionales, debido al volumen de personas vulnerables en estos nuevos conflictos (Aburas, Najeeb, Baageel, 2018).
Las nuevas formas en las que se presentan los conflictos desde hace algunas décadas, tienen un impacto mayor sobre las poblaciones. Entre los factores que dificultan el abordaje humanitario pueden nombrarse el uso de armas explosivas y químicas, la criminalidad y la violencia sexual (Wise, Shiel, Southard, Bendavid, Welsh, Stedman, Bhutta, 2021). Al mismo tiempo, también se transforman los actores que llevan adelante los conflictos, lo que exige que quienes trabajen en la ayuda humanitaria tengan interlocutores con intereses distintos a los que existían en el pasado (Wise, Shiel, Southard, Bendavid, Welsh, Stedman, Bhutta, 2021).
Además de los conflictos, es necesario sumar otros acontecimientos que se han recrudecido en los últimos años y exigen un cambio de perspectiva. Las catástrofes naturales producidas por el cambio climático y la restricción de derechos civiles y sociales, también tienen profundas consecuencias humanitarias (Fanning, Fullwood-Thomas, 2019). Las poblaciones, a pesar del desarrollo económico, se encuentran en una situación de vulnerabilidad que se encuentra en crecimiento, debido a la exacerbación de la misma cuando la guerra, la inequidad y los desplazamientos operan de manera conjunta.
Ante esta situación, se comenzó a pensar en una nueva forma de intervención que funcione de una forma integral, trabajando sobre diferentes variables. Podría decirse que, en muchas ocasiones, las decisiones tomadas por los actores humanitarios carecen de la efectividad deseada. Esto sucede porque se realizan acciones repetitivas, sin una sistematicidad y que no siempre llegan a tiempo (Fanning, Fullwood-Thomas, 2019). Para revertir esta situación surgió el Triple Nexo entre acción humanitaria, desarrollo y paz: un marco de intervención que coordina las acciones de estos tres factores fundamentales. Las publicaciones que comenzaron a proponer esta perspectiva fueron principalmente los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Agenda para la Humanidad y las resoluciones gemelas de las Naciones Unidas sobre el mantenimiento de la paz (ICRC Policy Adviser, 2019).
Definiciones y particularidades de los tres componentes.
El Triple Nexo entiende que los tres componentes que lo conforman (acción humanitaria, desarrollo y paz) se encuentran interrelacionados, existiendo una influencia recíproca entre los mismos. Esta realidad obliga a pensar políticas que den cuenta de esta reciprocidad, al mismo tiempo que invita a los actores del desarrollo, humanitarios y relacionados con la paz a tener presente las acciones de los demás. El Triple Nexo considera que no hay acción efectiva si no se actúa de forma coordinada en estos tres aspectos.
Uno de los problemas que surge al intentar definir el Triple Nexo, es que, los aspectos que forman parte del mismo son conceptos que suelen pensarse de forma separada, y que se consideran muy diferentes entre sí. La acción humanitaria refiere a “la provisión activa de ayuda diseñada para salvar vidas, aliviar el sufrimiento y restaurar y promover la dignidad humana después de desastres y durante emergencias a gran escala” [1] (Pringle, Hunt, 2015).
Podemos decir que desarrollo consiste en “mejorar constantemente el nivel de vida de los
integrantes de una sociedad de forma que estos puedan no solo satisfacer sus necesidades básicas sino aquellas necesidades que les son importantes según sus prioridades” (Castells, 2007). Finalmente, el mantenimiento de la paz busca mitigar y prevenir la violencia y el conflicto. Las intervenciones de paz pueden entenderse dentro de los siguientes marcos: mejorar las capacidades locales para la paz, consolidación de la paz, procesos de paz y diplomacia política de alto nivel y preservación de la paz a través de misiones de mantenimiento de la paz (Fanning, Fullwood-Thomas, 2019).
Teniendo en cuenta todas estas definiciones, surge el interrogante de cómo llevar adelante, de forma conjunta, acciones tan amplias. El problema es particularmente más profundo en lo que refiere a la relación entre desarrollo y acción humanitaria. Hasta hace solo algunas décadas, estos conceptos estaban completamente escindidos y las acciones de ambos compartimientos no tenían relación alguna. El problema de trabajar conjuntamente ambos aspectos se presenta a través de lo que puede denominarse la “brecha”, que puede ser temporal o institucional (Hinds, 2015). La brecha temporal tiene que ver con que la asistencia humanitaria se aplicaría con anterioridad, y cuando esta se completa, aparece recién la necesidad del desarrollo. La institucional por su parte, refiere a diferencias de principios entre ambos aspectos que no permiten un trabajo conjunto (Hinds, 2015). Si bien en los últimos años se ha trabajado para relacionar cada vez más estos aspectos, todavía estas brechas existen y significan un obstáculo para implementar de manera efectiva las intervenciones.
Volviendo al Triple Nexo, Sebastian Weishaupt plantea la existencia de dos tipos de concepciones que lo definen, intentando resolver la disparidad de acciones que conforman el nexo: Las definiciones que tienden puentes y las que los queman (Weishaupt, 2020). El autor considera, que la noción tal como la entiende la Naciones Unidas prioriza la colaboración y la conexión entre los diferentes aspectos del nexo, es decir tiende puentes entre los mismos (Weishaupt, 2020). Sin embargo, en ocasiones otras definiciones no fomentan la ayuda mutua entre los componentes del nexo, sino que por el contrario abogan por que un aspecto consuma a los otros (Weishaupt, 2020). Para esta perspectiva, ordenar el problema de la multiplicidad de definiciones significa la subsunción de los aspectos en un paradigma unilateral.
En las organizaciones internacionales tiene primacía la concepción de tender puentes, que es la que consecuentemente es guía de las intervenciones en las zonas de conflictos. De esta manera, se puede decir que actualmente en el Triple Nexo “La asistencia humanitaria, la cooperación al desarrollo y la consolidación de la paz no son procesos en serie: son todos necesarios al mismo tiempo para reducir las necesidades, el riesgo y la vulnerabilidad” (IASC, 2020).
Recomendaciones CAD-OCDE. Cambios financieros y operacionales necesarios.
Con el objetivo de operacionalizar esta nueva perspectiva, en 2019 el Comité de Ayuda al Desarrollo presenta un documento donde se adopta la recomendación sobre el Nexo Acción Humanitaria-Desarrollo-Paz (OECD, DAC, 2019). Según esta resolución, el centro de la coherencia entre estos tres aspectos es la finalización de las necesidades y vulnerabilidades. La perspectiva del nexo, según el documento, prioriza “siempre a la prevención, el desarrollo cuando sea posible y la acción humanitaria cuando sea necesario” [2] (OECD, DAC, 2019). En forma general, las recomendaciones proponen tres mejoras: en la coordinación, en la programación y en la financiación (OECD, DAC, 2019).
Coordinación.
Sobre coordinación, el texto propone distintas acciones. En primer lugar, es importante hacer un análisis conjunto entre los diferentes pilares del Nexo sobre los riesgos y causas del conflicto. También marca como necesario el empoderamiento y apoyo de liderazgos que permitan efectivizar las intervenciones. Finalmente, considera de primera importancia el diálogo político, utilizando todos los recursos disponibles para los fines planteados (OECD, DAC, 2019).
Conocer las características del conflicto es de primera importancia para garantizar una acción efectiva sobre el mismo. Pero para poder llevar a cabo estas acciones necesarias, es también vital que los diferentes pilares del nexo compartan, conozcan y coordinen sobre esta información. El documento señala la necesidad de que los datos sean relevados de forma transparente, para evitar cualquier tipo de parcialidad y error (OECD, DAC, 2019).
El documento cree importante que participen y coordinen todos los actores involucrados, es decir: la población afectada, actores de las comunidades locales, aliados multilaterales, sociedad civil e instituciones financieras de desarrollo. Además propone que existan objetivos comunes simples, a los que los distintos actores puedan contribuir a pesar de tener metas propias.
Finalmente, en lo que respecta a la acción conjunta, el documento recomienda poner como objetivo primordial la acción humanitaria, para no comprometer la neutralidad ante objetivos políticos, económicos y/o militares.
Sobre el liderazgo, expresa la necesidad de empoderarlo a través del apoyo con recursos. Esto garantiza una coordinación más efectiva entre los distintos pilares del nexo. Las acciones que se proponen en torno a este eje son el apoyo a los liderazgos y autoridades de todos los actores presentes (autoridades nacionales, no estatales, de la Naciones Unidas, de organismos internacionales), y el incentivo a una acción colectiva efectiva de estas autoridades, poniendo foco en la maximización de los recursos disponibles.
Finalizando con el eje de la coordinación, el documento resalta la necesidad de buscar el compromiso político entre los actores. El objetivo debe ser: prevenir crisis, resolver conflictos y buscar la paz (OECD, DAC, 2019).
Programación.
En lo que respecta a la programación, se proponen 6 líneas de acción. Estas son: priorizar la prevención, poner a las personas en el centro, asegurar que las acciones sean sensibles a los conflictos, alinear la programación con el contexto de riesgos, fortalecer las capacidades nacionales y locales, e invertir en aprendizaje y en recolección de datos (OECD, DAC, 2019).
En este punto el documento pone especial atención en la necesidad de que la acción tenga el menor grado de improvisación posible. Al operar en un contexto de vulnerabilidad, los actores intervinientes tienen que tener especial cuidado al abordar una situación.
Financiación.
La recomendación CAD-OCDE finalmente propone una transformación en el esquema financiero que permita el funcionamiento efectivo de este Nexo. Es necesario, según el documento, desarrollar estrategias de financiación basadas en evidencia, trabajando con actores de todos los niveles. Es importante trabajar coordinadamente con organismos multilaterales de crédito, gobiernos, autoridades locales pero también buscar financiación en organizaciones privadas y de la sociedad civil. Como última recomendación relacionada a este aspecto, la resolución propone utilizar financiación predecible, flexible y multianual (OECD, DAC, 2019).
La propuesta de CAD-OCDE entiende que, a pesar de que ha crecido la financiación en acciones relacionadas al nexo, no se han obtenido los resultados esperados (OECD, DAC, 2019). Una de las causas de esta situación es que el proceso de conseguir fondos ha sido desordenado y sin diferenciar las fuentes de los mismos. Al mismo tiempo, en ocasiones este dinero no llega a los lugares más vulnerables y no es utilizado de forma eficiente. Es de primera importancia solucionar este problema, diferenciando las fuentes y entendiendo de forma coordinada en qué lugares es mejor canalizar la ayuda económica.
Desde OXFAM consideran que las recomendaciones de CAD-OCDE van en la dirección correcta, que es necesario que el financiamiento sea más ágil y se adapte a las necesidades de las situaciones específicas (Fanning, Fullwood-Thomas, 2019). Sin embargo, para que este cambio se efectivice es necesario el compromiso de distintos actores internacionales, principalmente del Banco Mundial y la Unión Europea, para que adapten sus mecanismos a la propuesta del Triple Nexo (Fanning, Fullwood-Thomas, 2019). En la actualidad, la mayoría de los donantes siguen proponiendo mecanismos de corto plazo en detrimento de los de largo plazo necesarios para una correcta implementación del Triple Nexo (Abellán, Gómez, Rey, 2022). Puede decirse que, a pesar de que la mayoría de las organizaciones apoyaron el cambio de enfoque, no se han transformado en la dirección correcta los mecanismos de financiación para dar cuenta del nuevo paradigma. Además de priorizar instrumentos cortoplacistas, los donantes generalmente siguen tratando a las distintas partes del nexo como “silos” separados, no teniendo la flexibilidad que le exige la coordinación entre los tres aspectos del nexo (Abellán, Gómez, Rey, 2022).
Conclusiones.
En este artículo pudimos hacer un breve repaso de la noción Triple Nexo, que implica, sus orígenes, metas y desafíos. Resulta evidente que esta nueva perspectiva es de vital importancia para intervenir en los conflictos actuales, que se han transformado de manera que las herramientas tradicionales para brindar ayuda humanitaria, promover el desarrollo y garantizar la paz no son suficientes. Las recomendaciones CAD-OCDE lograron sistematizar esta nueva perspectiva, otorgando un marco claro para la acción, siendo una guía para todos aquellos que trabajan para el mejoramiento de las condiciones de los más vulnerables. Como desafío queda operacionalizar este paradigma del Triple Nexo. En la actualidad los distintos aspectos del Nexo siguen considerándose en muchas ocasiones como silos separados. Al mismo tiempo, los organismos que se encargan de la financiación siguen sin poder dar cuenta de las transformaciones, lo que no permite una intervención efectiva.
La discusión en torno al Triple Nexo está lejos de cerrarse. En la actualidad, siguen existiendo muchas dudas sobre su aplicabilidad y su robustez conceptual, al mismo tiempo que se pone en tela de juicio que sea beneficioso qué ámbitos tan diferentes como lo humanitario, la paz y el desarrollo trabajen en conjunto (Roberts, 2020). Sin embargo, es una realidad que el paradigma ha logrado cierto reconocimiento en organizaciones internacionales, que comienzan a adoptarlo (Roberts, 2020). Queda mucho camino por recorrer para alcanzar los objetivos planteados. Es necesario un trabajo conjunto que concientice a todos los actores de la necesidad de un abordaje distinto, en donde la acciones referidas a lo humanitario, el desarrollo y la paz tengan la coherencia operativa necesaria para lograr el objetivo de reducir las necesidades y vulnerabilidades de las personas.
Bibliografía:
Aburas, R., Najeeb, A., Baageel, L. (2018). The Syrian conflict: a case study of the challenges and acute need for medical humanitarian operations for women and children internally displaced persons. BMC Med 16, 65. https://doi.org/10.1186/s12916-018-1041-7
Castells, D. (2007). Otro concepto de desarrollo. Contribuciones a la Economía, (2007-11).
Deikun, G., Zetter, R. (2010). Meeting humanitarian challenges in urban areas. Forced Migration Review, (34), 5
Fanning, E., Fullwood-Thomas, J. (2019). The Humanitarian-Development-Peace Nexus: What does it mean for multi-mandated organizations?. OXFAM
Hinds, R. (2015). Relationship between humanitarian and development aid. Governance and Social Development Resource Centre, 4.
ICRC Policy Adviser. (2019) The ICRC and the “humanitarian–development–peace nexus” discussion: In conversation with Filipa Schmitz Guinote. International Review of the Red Cross, 101(912), 1051-1066. doi:10.1017/S1816383120000284
Inter-Agency Standing Committee. (2020). Light guidance on collective outcomes. IASC, June, 2021-02.
OECD, DAC. (2019). Recommendation on the Humanitarian-DevelopmentPeace
Nexus, OECD/LEGAL/5019
Pringle, J, Hunt, M. (2015). Humanitarian Action. 10.1007/978-3-319-05544-2_235-1.
Weishaupt, S (2020). The Humanitarian-Development-Peace
nexus: Towards differentiated configurations, UNRISD Working Paper, No. 2020-8, United
Nations Research Institute for Social Development (UNRISD), Geneva
Wise, P. H., Shiel, A., Southard, N., Bendavid, E., Welsh, J., Stedman, S., ... & Bhutta, Z. A. (2021). The political and security dimensions of the humanitarian health response to violent conflict. The Lancet, 397(10273), 511-521.
Rey, F., Abellán, B. y Gómez, A (2022). La aplicación del enfoque de “triple nexo” entre la acción humanitaria, el desarrollo y la paz en el contexto de los flujos migratorios de Venezuela. IECAH
Roberts, R. (2020). Responding to protracted displacement using the Humanitarian-Development-Peace nexus approach: Scoping study (No. 2020-12). UNRISD Working Paper.
[1] “...is the active provision of aid designed to save lives, alleviate suffering, and restore and promote human dignity in the wake of disasters and during large-scale emergencies” (traducción propia)
[2] “prevention always, development wherever possible, humanitarian action when
necessary’” (traducción propia)
Disclaimer: Valoramos la pluralidad de opiniones. Los artículos publicados por el Centro de Política Internacional no necesariamente representan las opiniones de todxs lxs miembrxs.
Commentaires