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Día de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur – Sur

Por Bárbara Turner

La Cooperación Sur-Sur (CSS) se presenta como una herramienta de los países en desarrollo, que ha buscado descentralizar la ayuda internacional y fortalecer las solidaridades del Sur, contribuyendo al bienestar de sus poblaciones, afianzar su autonomía y el logro de objetivos de desarrollo acordados internacionalmente.

El Día de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur – Sur, que conmemora la fecha en la que se aprobó el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA) en 1978, decretado en 2011 por la Asamblea General, tiene por objetivo concientizar sobre las iniciativas que toma la Organización sobre la temática, a la vez que celebra los avances económicos, políticos y sociales de los últimos años en regiones y países del Sur (ONU)[1].


Si bien no es un fenómeno nuevo, el resurgimiento de las prácticas de CSS en las últimas décadas generó un fuerte optimismo sobre la posibilidad de redimensionar el panorama internacional, cambiar las relaciones Norte-Sur y ofrecer nuevas oportunidades de desarrollo. (Surasky, 2016; Echart Muñoz, 2016; Ayllón Pino, 2015).

“El apoyo de Cuba en la lucha contra el ébola en África occidental; La experiencia de México en la diversificación de productos de maíz para mejorar la salud y la nutrición en Kenia; el conocimiento de estrategias para reducir el hambre que Colombia comparte con los países mesoamericanos; y las lecciones de Chile a los países del Caribe sobre el etiquetado de productos como medida para acabar con la obesidad. Estos son solo algunos ejemplos de cooperación Sur-Sur” (ONU).


Sin embargo, la definición de la CSS no acaba allí. Tal como plantea Surasky (2016) el elemento básico esencial que permite la identificación de la CSS, y su diferenciación de la Norte-Sur, no son meramente los actores que la practican, sino el contenido político que orienta sus acciones hacia prácticas propias del Sur. En este sentido, el autor destaca un punto de inflexión para la CSS, que sería considerada como una modalidad específica dentro del Sistema Internacional de Cooperación al Desarrollo, en la Conferencia de Bandung en 1955. En ese encuentro, países asiáticos y africanos, muchos de ellos recientemente independizados, se reunieron para sentar las bases de una cooperación entre los países del Sur, inspirada por los principios de respeto a los derechos fundamentales, la soberanía, la integridad territorial y la igualdad de todas las naciones, promoviendo sus intereses a través de la cooperación recíproca (Ecahrt Muñoz, 2016).


En base a estas reivindicaciones, alineadas con el intento de establecer un Nuevo Orden Económico Internacional, se constituirán en 1964 la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), el Grupo de los 77 y el Programa de Acción para la Cooperación Económica entre Países en Desarrollo, perteneciente al Movimiento de Países no Alineados. Sin embargo, Domínguez Martín (2017) destaca que la CSS como proyecto de construcción de coaliciones para el cambio de las reglas de juego internacionales no sólo tiene orígenes afroasiáticos, sino también latinoamericanos. Así, la CSS nació en la región con el insumo institucional y teórico de la CEPAL, bajo el liderazgo de Raúl Prébisch, que proponía a la cooperación internacional entre los países latinoamericanos como herramienta para superar los déficits a los que se enfrentaban.


A su vez, Surasky (2016) destaca que el paso más trascendente en materia de CSS llegaría en 1978 con la reunión en Buenos Aires de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cooperación Técnica entre los Países en Desarrollo, cuyo resultado fue el Plan de Acción de Buenos Aires (PABA). A partir del Plan, se perfilaron un conjunto de principios que dan forma a la CSS, como el estricto respeto a la soberanía nacional, la equidad en la distribución de costos y beneficios, la horizontalidad y la adopción de decisiones por consenso.


Por lo tanto, la Cooperación Sur – Sur es llevada a cabo a través de un marco de colaboración amplio en numerosas esferas como la cultural, económica, medioambiental, política, social y técnica, en la que pueden participar dos o más países en desarrollo o una colaboración entre países donantes tradicionales y organizaciones multilaterales que facilitan las iniciativas Sur-Sur (cooperación triangular), compartiendo conocimientos, experiencias, habilidades y recursos (ONU).


Teniendo en cuenta la pandemia actual, este tipo de colaboraciones son más importantes que nunca, en especial en áreas como salud, mecanismos efectivos de gobernanza, liderazgo, coordinación, comunicación y cohesión comunitaria (ONU).


Fuentes de Referencia:

  • Ayllón Pino, B. (2015) “La Cooperación Sur-Sur en América Latina y el Caribe. De una época dorada a una fase incierta”, CRIES: Anuario de Integración, Nro. 11, pp. 134-161

  • Domínguez Martín, R. (2017) “En los pliegues de la historia: Cooperación Sur-Sur y procesos de integración en América Latina y el Caribe”, Estudios Internacionals, Vol. 4, Nro. 2, pp. 57-78

  • Echart Muñoz, E. (2016) “Una visión crítica de la Cooperación Sur-Sur. Prácticas, actores y narrativas”, en: Soares de Lima, M. R.; Milani, C. R. S.; Echart Muñoz, E. Cooperación Sur-Sur, Política Exterior y Modelos de Desarrollo en América Latina, CLACSO, Buenos Aires

  • ONU (s/d) “El mejor ejemplo de solidaridad entre países”, link:

https://www.un.org/es/observances/south-south-cooperation-day

  • Surasky, J. (2016) “Apuntes para una conceptualización del Sur desde la integración y la cooperación Sur-Sur”, en Ayllón, Pino, B. ¿Latinoamérica dividida? Procesos de integración y cooperación Sur-Sur, Editorial IAEN, Quito

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