El caso de la cooperativa “Creando Conciencia” en la provincia de Buenos Aires.
Pablo Marcelo Longa – Miembro del Observatorio de Economía Política Internacional del CEPI UBA
El incremento de la producción a nivel mundial trae aparejada una cada vez más notable degradación de las condiciones ambientales. Es por eso que, en las últimas décadas, las cuestiones vinculadas al ecologismo fueron ganando peso en el debate público y en los foros internacionales. A su vez, el reciclaje representa y representó, para muchos trabajadores, una herramienta con la cual afrontar tiempos de crisis económicas. El uso (muchas veces irracional) de los recursos, genera una enorme cantidad de residuos que pueden eventualmente ser reincorporados al sistema. Esto se acentúa en las grandes ciudades.
Atendiendo a estas inquietudes, entrevistamos a Ramiro Martínez, referente de la cooperativa Creando Conciencia y presidente de la CONARCOOP (Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados).
Foto: página web creando conciencia
Entrevista
¿Cómo nació la cooperativa?
Ramiro Martínez: El nuestro fue un proceso de los denominados autogestivos puros. Nosotros nos juntamos, nos asociamos y nos conformamos en cooperativa post crisis del 2001. Empezamos a trabajar en la zona de Benavidez, en la reinserción de lo que eran los recuperadores urbanos, cartoneros, cirujas o las diferentes acepciones. Hoy somos casi 65 asociados en la cooperativa; una cooperativa de trabajo en donde cada uno de los asociados aporta su fuerza de trabajo, ese es el único requisito para su incorporación, y desde el día uno cuenta con todas las prestaciones como el pago del monotributo, la obra social. Ahora tenemos una prepaga para los asociados y sus adherentes. Después de un tiempo logramos hacer un acuerdo importante con Nordelta, y con el paso de los años fuimos ampliando la cartera de clientes. También hubo políticas públicas que tratamos de promover, y que en el 2013 se transformó en las resoluciones de la OPDS que nos permitió tener hoy la planta certificada como un destino sustentable.
¿Qué cambió dentro de la cooperativa, desde su origen hasta ahora?
RM: En principio éramos un grupo que intentaba ser una cooperativa y hoy somos una organización que dentro tiene una cooperativa. Hay un comentario que siempre surge entre los primeros asociados que se incorporaron, más el núcleo fundador, que al principio no querían decir que trabajaban en una cooperativa que era considerada como el basurero de Benavídez. Hoy dan cursos y clases, quizás en la escuela de sus hijos, se han empoderado y han concebido la transformación de este proceso de otra manera. Hay un reconocimiento como organización que excede nuestra tarea diaria. Nosotros también atendemos las cuestiones sanitarias, ayudamos a comedores de la zona, siempre privilegiando lo que es el desarrollo local. Lo que tiene el cooperativismo es que cada trabajador, lo que le ingresa, lo gasta acá en Benavidez, no es que se compran dólares y los fugan afuera.
¿De qué manera afrontan la cuestión del reciclaje?
RM: Proponiendo siempre que el mejor método para el trabajo, el rinde económico y la inclusión social es la separación en origen, tanto de los grandes generadores como de los domiciliarios. Esa motivación después se transformó en el lema de la cooperativa: “Vos separas, nosotros reciclamos”. Acá tratamos 35 materiales de los cuales un 80% se reinsertan en el mercado tradicional y aquellos que no tienen reinserción fuimos abriendo nuevas líneas de acción, como el listón de madera plástica que es una símil madera. Lo utilizamos para la fabricación de mobiliarios para exteriores, y este año lanzamos la campaña del “Telgopor + útil”, que a través del reciclado de telgopor (poliestireno expandido) logramos útiles escolares.
¿Qué tareas realiza la cooperativa?
RM: Respecto a la bolsa de residuos que el vecino saca a la puerta de su casa, nosotros hacemos todo el circuito: recolección, separación, clasificación, acondicionamiento y reinserción, ese es el circuito completo. Nosotros empezamos siempre promoviendo con el vecino, hacemos mucha capacitación y formación con instituciones educativas también, sean públicas o privadas, trabajamos desde jardines de infantes hasta secundarios, tratamos de fomentar mucho el trabajo con los clubes, todo lo que sea multiplicador ayuda. Siempre, antes de empezar una actividad con un nuevo cliente, tenemos una instancia de capacitación previa. Solemos decir que el primer eslabón en nuestra cinta de clasificación no es la persona que abre la bolsa, sino el generador que separa bien los residuos. Necesitamos que el material nos llegue de la mejor manera, porque además optimizamos logística, y recursos de todo tipo. Incentivamos y promovemos muchísimo la capacitación del generador.
¿Qué conocimientos se requieren para realizar las distintas tareas y cómo se las reparten?
RM: Todos los trabajadores fuimos formándonos como promotores ambientales, tratamos siempre de asistir e incentivar la capacitación y formación de cada uno de nuestros asociados. Por ejemplo, en el área administrativa, las compañeras que dan las capacitaciones empezaron siendo trabajadoras en la cinta de clasificación. Ahí hay dos instancias: un eje es el órgano institucional de la cooperativa, con su consejo de administración, y otro es el organigrama de trabajo diario, donde no necesariamente es el tesorero el que está sentado en la tesorería. Cada área tiene su responsable con personas a cargo, pero el organigrama de producción no es para nada parecido al institucional, no es estanco. Yo siempre cuento una anécdota: en Chaco hay una recuperada que es uno de los restaurantes más importantes de Resistencia, en donde el presidente es el mozo, y está muy al tanto de todo el trabajo más allá de su tarea específica.
¿Cómo caracterizarían la situación actual del reciclaje en la provincia y el país?
RM: El otro día hicimos una estadística de estos quince años, tenemos muchos números para mostrar. Para empezar, en nuestros quince años de historia procesamos 12.599 toneladas. En el CEAMSE por día ingresan 7.000 toneladas. No estamos ni cerca de que un 30% de la población esté comprometida con el reciclado, falta muchísimo todavía. Aparte hay un problema que se dejó de discutir si era necesario el cobro por recepción, el tratamiento, hoy eso no se discute, lo que se necesita es voluntad política de gestionar políticas públicas para el sector. Para nosotros la normativa del 2013, las tres resoluciones del OPDS son un punto de inflexión en la provincia de Buenos Aires con la gestión de residuos. Las normativas 137, 138 y 139 del 2013 (con aplicación en febrero del 2014) en donde se insta a los grandes generadores a un programa de separación en origen y la disposición de esos residuos reciclables que resulten de ese programa con destinos sustentables, que sean en principio cooperativas, y que eso tenga un costo, esa disposición. Esa normativa a nosotros, las cooperativas, nos cambió la lógica radicalmente. La imputación presupuestaria de la provincia en ese caso fue cero, porque no tuvo que reasignar recursos, sino que fue aplicación de normativa.
¿Cuáles son las limitaciones o las dificultades que afronta el sector?
RM: Si uno googlea, dicen que el 100% de los materiales son potencialmente reciclables, pero hay que ver qué industrias hay radicadas en Argentina que pueden reinsertarlo; yo te diría que eso es bajo. Hay muchos materiales con los cuales nosotros vamos viendo cómo generar nuevos productos. El equipamiento urbano que usamos para las plazas y los útiles escolares tiene un fin social. Así, un residuo que iba a terminar en el CEAMSE o en el vertedero que correspondiera cumple una función pública, y esas características negativas, como la baja degradabilidad, lo transformamos en algo positivo porque lo usamos por ejemplo para un mueble de exteriores que no necesita mantenimiento y no se pudre. Hacer mates y perchas fue más por tener la matricería más a mano que por otra cosa, pero los útiles sí fue una decisión, esa es la concepción. Siempre hay limitaciones, y la coyuntura no ayuda. Te cuento un ejemplo muy básico: hace tres semanas que no conseguimos alambre para hacer los fardos. De ahí en más te puedo contar miles de anécdotas. Querés comprar una máquina y no hay precio, querés comprar otro móvil para recolectar más y no hay precio, o no hay stock. Hoy literalmente está todo parado. Proyectos tenemos un montón y vamos paso a paso aplicándolos año a año. Lo del alambre es inédito, claramente es una especulación con respecto al precio de los metales por el tema del dólar.
¿Cómo realizan la comercialización de sus productos?
RM: De los materiales que reinsertamos, vendemos directamente a empresas, a las papeleras, a quienes hacen botellas, etc; hace años que no tenemos intermediario .Y después de los productos que hemos generado vendemos a municipios, empresas y particulares, no tenemos diferenciación.
¿Qué relaciones tienen con otras cooperativas?
RM: La confederación es una instancia de tercer grado, tenemos que ser parte de una federación. Presidimos la federación denominada FETRACOOP, que es de la ciudad autónoma, y en base a eso ahora presidimos CONARCOOP. Durante los primeros 5 o 6 años trabajamos mucho para adentro, pero después decidimos que el trabajo colectivo para afuera era necesario y la verdad es que eso nos ha dado rédito importante, tanto en la visibilidad de nuestro trabajo, como en la posibilidad de armar la red de recicladores a nivel nacional, con 30 cooperativas en todo el país.
Los primeros años no tuvimos tanta relación con el Estado. Desde el 2013 para acá hemos recibido algún subsidio, y promovimos políticas públicas. Actualmente, estamos lanzando con el ente red nacional una incubadora de cooperativas de gestión de residuos. Calculá que hoy el problema de la gestión de residuos es un problema nacional, ya sea de una pequeña población de 5000 habitantes en Salta, como de una gran urbe como puede ser Córdoba. Como nos escriben de todos lados del país, estamos lanzando un proyecto con el fin de gestar este tipo de cooperativas, que además son las que mejoran las estadísticas de la gestión de residuos, porque está atado su ingreso al material que reinsertan. La semana que viene nos vienen a visitar dos cooperativas que se están constituyendo, una en Saladillo. Estamos constituyendo una cooperativa en Embarcación, Salta, otra en Santa Cruz, ahí en Caleta Olivia.
El cooperativismo es una herramienta fundamental, porque no busca grandes rentabilidades, sino la diferencia necesaria para generar puestos de trabajo. A veces las empresas de capital tradicional, ante los márgenes que no les dejan ganancia, no abordan la inversión, y nosotros vamos por otro camino. El otro día lo discutimos en una mesa que tuvimos con Stefano Zamagni, presidente de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, quien abordaba que la salida del taylorismo de capital va a ser con el cooperativismo o una alternativa que promueva primero a la persona, más allá de los incentivos económicos. Un detalle no menor es que en las jornadas de Asís 2020, que van a tener lugar en noviembre, por primera vez en 2000 años de existencia la iglesia va a tratar el tema de la economía. Creo que la pandemia ha acelerado los tiempos de lo que algunos llaman cuarta revolución industrial, y que cuando despertemos, la OIT ya habla de 64 millones de nuevos desocupados en el mundo. Entonces, el rol del cooperativismo, no solo a nivel nacional sino mundial, va a ser de inclusión. La gestión de residuos puede ser uno de los ejes, el cuidado de las personas mayores puede ser otro, el cuidado de la primera infancia. Hay una alternativa que debemos construir desde el cooperativismo, porque los hábitos de consumo mundial, justamente los países desarrollados no los están cambiando, sino que los están profundizando.
Y, específicamente, ¿Qué relación tienen con otras cooperativas del mismo sector, del reciclaje?
RM: Nosotros conformamos la red nacional de recicladores e intentamos promover un modelo de empresa cooperativa, pero que también sea re aplicable a la zona en donde cada cooperativa se radique. Siempre doy el caso extremo, tenemos una en Pinamar que tiene una relación con el municipio, en la cual el municipio le paga por certificar la trazabilidad de sus materiales. Después tenemos “Cielo Compartido” en San José, provincia de Entre Ríos. Ellos trabajan en el vertedero municipal, y como en San José hay cuatro grandes frigoríficos de pollos y les llega mucho polietileno, entonces se especializaron en el valor agregado de ese material. Son cooperativas del sector de gestión de residuos, pero que los índices económicos se basan en otros materiales, yo también trabajo el PET o el cartón, pero cada zona geográfica tiene que analizarse por la cadena de materiales que les llega, y las cadenas comerciales a las que pueden re insertar.
La semana pasada ustedes formaron parte de la jornada “Repensando un nuevo modelo de empresa para la post pandemia”, de la Fundación Crónica Blanca. ¿Cómo fue esa experiencia?
RM: El encuentro de la Fundación Crónica Blanca fue muy positiva, nos tocó exponer después de Stefano Zamagni, después había un proceso muy interesante que trabaja la inclusión de personas con discapacidad mental y física en Barcelona, a través de un yogurt que es la primera marca allí. El eje troncal fue justamente la economía de las personas, nosotros hablamos de economía con rostro de persona. El ajuste hoy son las personas, el costo más rápido de bajar para seguir manteniendo las ganancias son las personas. Que la respuesta a la crisis sea la disolución o la destrucción de una empresa… Para el cooperativismo esto no es así, al revés, nosotros en plena pandemia hemos generado nuevos puestos de trabajo, y aquellas cooperativas que no generaron nuevos puestos no han excluido a nadie, sino que han ajustado su retiro para mantener los puestos de trabajo esperando una mejora en la situación económica. Hay otra concepción desde donde abordamos la economía, el dinero no es un fin en sí mismo sino un medio.
Vi también en sus redes sociales que hace poco estuvieron con el gobernador, ¿En qué consiste el programa que se presentó?
RM: La confederación estuvo junto con el gobernador en la cooperativa “Galaxia”. Fue en el lanzamiento de un programa que se llama “cooperativas en marcha”, que lanzó el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires. La verdad es que es muy interesante, la provincia siempre ha tenido una deuda con las cooperativas. Se lanzan tres líneas que son: de subsidio, de crédito y una certificación para cooperativas, muy transformador como política pública. Aparte se dio en una cooperativa de nuestra confederación. Aprovechamos para hablar con los compañeros, y después se lo comentamos también al gobernador, que hay faltante de chapa, de materia prima, y eso paraliza el mercado.
¿Cuál es el potencial del reciclaje?
RM: El potencial es altísimo. Si en 15 años nosotros procesamos dos días de CEAMSE, ¿Cuántas cooperativas de gestión de residuos deberían estar trabajando simultáneamente, generando puestos de trabajo, reinsertando material y cuidando nuestro medio ambiente? Para que las botellas no terminen en los cursos de agua, para que el polietileno no termine tirado en algún vertedero no habilitado… Mientras los hábitos de consumo a nivel mundial no cambian… se profundizan, hoy la obsolescencia de los productos es altísima, es cortoplacista, el uso de materiales descartables es muy alto, mientras eso exista… deberíamos hacer un acuerdo mundial para bajar eso. Las cooperativas de gestión de residuos vamos a ser el primer eslabón en la protección del medio ambiente, a nivel nacional y mundial, tenemos el Movimento Nacional dos Catadores de Materiais Recicláveis (MNCR) de Brasil, que es enorme, el Movimiento Colombiano de Cartoneros… en todo el mundo esto es un problema. Mientras no se dé el cambio radical, nosotros vamos a tener que ir multiplicándonos, tendrá que haber, no sé, tres cooperativas por ciudad para afrontar esto.
¿Qué consejos le darías a quienes deseen comenzar con un proyecto cooperativo?
RM: Los procesos cooperativos son complejos. Si para ponerse de acuerdo con una pareja a veces es difícil, imagínate para una cooperativa que se recomienda ser seis. Eso es el primer gran aprendizaje, que al pensar diferente hay que encontrar suficiente engranaje conjunto, eso potencia a la organización. Para mí, el cooperativismo es un movimiento que se vive y se siente, hace 175 años eran 28 cooperativistas en el mundo, hoy son más de 1.000 millones. El cooperativismo tiene una concepción de pensar más allá de lo económico, de pensar a la persona en toda su integralidad. El otro día me hicieron una nota y me preguntaron por qué el cooperativismo crece en tiempo de crisis. Justamente es cuando más se necesitan los valores que lo sostienen: la solidaridad, la inclusión, la democracia, poder decidir en conjunto. En tiempo de crisis las empresas multinacionales se retrotraen y dejan a millones de trabajadores excluidos, eso el cooperativismo no lo ha hecho. Nosotros tenemos un norte que es el modelo cooperativo de Mondragon, que tiene 70 años de historia, que nace en pleno franquismo con 7 personas… cuando tuvo algún problema y tuvo que cerrar, el grupo no echó a nadie, se readecuó y absorbió a todos los cooperativistas en diferentes cooperativas. Mas allá del rubro, el cooperativismo tiene que ser la empresa troncal para el mañana.
Referencias
Entrevista realizada el lunes 2 de noviembre de 2020
Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (autoridad de aplicación de la normativa ambiental de la provincia de Buenos Aires)
Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (empresa pública creada para realizar la gestión integral de los residuos sólidos urbanos del AMBA)
Se refiere a la Certificación Provincial "Reconocimiento a la Calidad Cooperativa".
La Corporación Mondragon es un grupo de cooperativas del País Vasco, fundada en 1956. Actualmente está compuesta por cerca de 100 cooperativas y emplea a más de 80.000 trabajadores.
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